
La Comisión Europea está evaluando la posibilidad de aprobar un impuesto especial para gravar los alimentos ultraprocesados. Bebidas azucaradas, snacks, bollería, comida rápida o salsas como la mayonesa o el kétchup podrían convertirse en el próximo foco de la presión fiscal comunitaria con el objetivo de "financiar los sistemas sanitarios".
Durante una reunión en la comisión de Sanidad del Parlamento Europeo celebrada este jueves, el comisario europeo de Sanidad, Olivér Várhelyi, se ha mostrado abierto a esta posibilidad. El planteamiento sería similar al del tabaco: los consumidores de este tipo de productos deberían pagar más porque es más probable que necesiten atención médica futura.
"Necesitamos una buena herramienta de medición, porque hemos tenido estos debates y, en general, siempre acaban en una discusión ideológica sobre privar a la gente de sus opciones, sobre imponer condiciones a las industrias, más que sobre proteger la salud pública", ha señalado Várhelyi en declaraciones recogidas por Euractiv.
La idea, según la Comisión, no sería prohibir productos, sino influir en las decisiones de los consumidores a través de la economía. Para ello, se estudia la posibilidad de utilizar aplicaciones como Truefood para catalogar los alimentos según su grado de transformación. Además, ha enfatizado el comisario, los ingresos recaudados con este nuevo tasazo deberían destinarse exclusivamente a la salud pública, evitando que se utilice para cubrir "otros agujeros presupuestarios".
El IVA de los refrescos
En España, el IVA de las bebidas azucaradas pasó del 10% al 21% en el año 2021 con el objetivo de "fomentar hábitos saludables". Por su parte, Cataluña aprobó en 2017 un impuesto que grava las bebidas envasadas según su contenido de azúcar. En cualquier caso, un estudio de la Universidad Internacional de Cataluña asegura que el consumo de este tipo de productos apenas ha descendido un 2,2%.
Otras investigaciones muestran resultados similares: los hogares de menores ingresos y aquellos con niños pequeños tienden a destinar una mayor proporción de su gasto a productos gravados con tasas más altas de IVA, lo que sugiere una carga fiscal desproporcionada sobre estos grupos.
En este sentido, el director de la asociación agroalimentaria Filiera Italia, Luigi Pio Scordamaglia, ha señalado que este tipo de impuestos generan incentivos no deseados: "Por supuesto que la obesidad es un problema, pero gravar los alimentos poco saludables sólo motivará que la gente consuma productos aún más baratos y de menor calidad".



