
El 11 de diciembre de 2023 aterricé en Katmandú, la capital de Nepal. Este país, situado entre China e India, tiene una población de unos 30 millones de habitantes. Katmandú está en un valle en medio del Himalaya, donde se alza la montaña más alta del planeta: el Everest, con 8.848 metros.
Organizar una agenda no es sencillo: en Nepal las celebraciones son largas y constantes. Varias de mis propuestas iniciales resultaron imposibles, como me explicó Basanta, director de un think tank libertario que me había invitado: —En realidad, los festivales van del 15 de octubre al 19 de noviembre, con un parón de 15 días en medio. Nosotros planeamos nuestro programa en ese hueco, pero aún así la gente seguirá en "modo festivo"—. Oficialmente, hay 35 días festivos al año, más que en cualquier otro lugar del mundo, aunque quienes viven allí me aseguraron que en realidad son más de 50.
Basanta Adhikari es fundador de Bikalpa – an Alternative, un prometedor centro de análisis de políticas públicas. Este hombre de larga barba —más larga aún que la de Karl Marx— es hoy un activista convencido por la libertad, hasta el punto de llamar Liberty a su hija y Freedom a su hijo. Pero me confesó que en otro tiempo fue seguidor de Stalin y Mao.
Pobreza visible y fragilidad política
Con un ingreso medio anual de 315 dólares por persona, Nepal es el segundo país más pobre de Asia, solo por encima de Afganistán, y uno de los diez más pobres del mundo. La pobreza se percibe claramente tanto en las calles de la capital como fuera de ella: tiendas y viviendas deterioradas, infraestructuras básicas en mal estado.
El país es también políticamente inestable. ¿Existe otro lugar en el mundo que haya tenido siete constituciones en apenas 80 años? Tras ser un reino hindú durante 240 años y vivir una guerra civil de diez años con los maoístas, en 2008 se proclamó la república federal democrática. Desde entonces ha habido once gobiernos, con primeros ministros que rara vez permanecen en el cargo más de un año.
En 2023, el antiguo líder guerrillero maoísta Pushpa Kamal Dahal (Prachanda, "el feroz") fue nombrado primer ministro por tercera vez. En las elecciones de la Asamblea Constituyente de 2008, los maoístas ganaron la mitad de los 240 escaños. Hoy, de los 119 partidos registrados ante la Comisión Electoral de Nepal, al menos 86 son socialistas, comunistas, maoístas, marxista-leninistas o de orientación afín. De camino al aeropuerto, vi multitud de banderas rojas con la hoz y el martillo ondeando en la entrada de un recinto: allí celebraban un congreso masivo los maoístas.
Basanta me resumió así la situación: —La mayoría de partidos en Nepal son de izquierda. Tras la independencia de India en 1947, el país abrazó políticas socialistas. China, en 1949, implantó el comunismo tras la revolución. Nepal, entre ambos, recibió una gran influencia: nuestros líderes políticos ven a Mao y a Nehru como modelos a seguir—.
El comunismo en auge
Es sorprendente que el maoísmo se consolidara con tanta fuerza en Nepal en los años noventa, justo cuando, tras la caída de la URSS y los regímenes de Europa del Este, el comunismo se desmoronaba en el resto del mundo. Mientras en China Deng Xiaoping aplicaba reformas de mercado que contradecían al maoísmo, en Nepal el movimiento ganaba protagonismo.
Hoy, afortunadamente, esa etapa ha quedado atrás. Sin embargo, no deja de intrigarme por qué los nepalíes no ven que otros países de Asia han prosperado gracias a reformas de libre mercado: Taiwán, Singapur, Corea del Sur, Vietnam, India o la propia China. Donde hubo más mercado y menos Estado, hubo más prosperidad.
Nepal ocupa el puesto 142 de 177 en el Índice de Libertad Económica. Allí conocí a Niranjan Shrestha, empresario del Laxmi Group, uno de los mayores conglomerados del país. Tiene negocios muy diversos, entre ellos la importación de automóviles. Me explicó que los datos oficiales incluso se quedan cortos: —Un BMW X5 cuesta aquí unos 400.000 euros por los impuestos. Solo en este modelo, el impuesto de lujo llega al 328 %—.
También me reuní con una docena de miembros de la Samriddhi Foundation, otro centro libertario. Allí confirmé que Nepal es un país abiertamente socialista: la ley prohíbe obtener un beneficio superior al 20 % sobre cualquier producto. Si lo superas, te enfrentas a sobornos, multas e incluso a perder tu empresa. Antes, la sanción era de cinco años de cárcel; hoy es de uno.
Pregunté a Niranjan Shrestha por qué no había campañas contra este absurdo. Su respuesta fue clara: —El problema es que no solo los políticos, sino la mayoría de la gente cree que el beneficio es un robo. La envidia hacia los exitosos está en la raíz de este mal—.
Las restricciones a la inversión extranjera son otro gran obstáculo: existen listas enteras de sectores en los que está prohibido invertir. El temor a que India gane demasiada influencia es una de las razones. En la categoría de "Libertad de Inversión" del Índice de Libertad Económica, Nepal obtiene 10 puntos sobre 100, igual que Cuba. Solo cinco países en el mundo puntúan peor: Corea del Norte, Eritrea, Venezuela, Zimbabue e Irán.
También conocí a Rajeev Dhar Joshi, mi editor en Nepal, de quien aprendí mucho sobre la vida cotidiana en el país. Me sorprendió descubrir que en más del 90 % de los matrimonios son aún los padres quienes eligen la pareja. Los llamados love marriages son minoría, aunque aumentan en Katmandú. Me contó su propia experiencia: —Me rechazaron siete veces porque mi trabajo no resultaba atractivo. Así que cambié de empleo y entonces encontré a la mujer adecuada—.
Hoy, miles de nepalíes ambiciosos abandonan el país: cientos de miles de profesionales cualificados ya han emigrado a Estados Unidos y Asia. Como ocurre en todos los países socialistas que no encierran a su población —Alemania Oriental, Cuba o Venezuela—, los mejores y más brillantes se marchan. Ojalá algún día Nepal se encamine hacia el capitalismo, de modo que estas personas puedan volver, aportar lo aprendido y construir una sociedad próspera en su tierra natal.
He recogido mis impresiones y el análisis de este contraste entre libertad y pobreza en mi libro Los orígenes de la pobreza y la riqueza (Editorial Avance, 2025).


