El característico skyline de ciudades como Nueva York, Chicago, Tokio, Dubai o Miami dista mucho del de Madrid o Barcelona, los dos principales núcleos urbanos españoles que, a pesar de su poder de atracción económica, no terminan de arrancar en la carrera internacional por conseguir ciudades más verticales. "No se trata de problemas de terreno o de cálculo de estructura" sino de normativas municipales a través de los planes integrales de ordenación urbana, explica el Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, Sigfrido Herráez, recordando que el plan urbanístico Madrid Nuevo Norte lleva 40 años intentando ver la luz. Una zona en el norte de la capital junto a las Cuatro Torres de la Castellana de más de doscientos metros donde hay proyectadas 10.500 viviendas y 400.000 metros cuadrados de zonas verdes. Se convertirá además en el área financiera de la ciudad a la que empresarios de toda España podrán llegar por tren -a la estación de Chamartín- pero también en avión por su cercanía al aeropuerto.
Los expertos consultados por LM coinciden en destacar que los rascacielos llaman a los rascacielos, es decir, que se produce un efecto llamada ya que se proyecta una imagen positiva, "de que se vive a gusto, de atracción de empresas", asegura Herráez. Y en España tenemos un claro ejemplo, la ciudad alicantina de Benidorm a la que internacionalmente se la apoda como la "Manhattan del Mediterráneo". Allí en los años 60 decidieron apostar por la concentración de la actividad turística y liberar suelo cercano al mar. Se trata de una manera práctica de reducir la expansión urbana y, por consiguiente, de evitar tener que gastar más recursos en transporte público, conectividad, electricidad... Así "se aprovechan los suelos bien ubicados y se favorecen densidades altas cerca de transporte público y servicios, además de recuperar la ciudad para el peatón", aseguran desde la promotora TM Grupo Inmobiliario, la encargada de levantar el que se va a convertir en el rascacielos residencial más alto de Europa. Se llamará TM Tower y será un edificio de 64 plantas y 230 metros de altura. En él hay proyectadas 260 viviendas de uno a cuatro dormitorios y sus propietarios podrán disfrutar no sólo de unas preciosas vistas al mar sino de un acceso a la playa realmente cercano ya que se encuentra a solamente 50 metros de la de Poniente.
TM lleva años apostando por este tipo de construcción vertical por su valor añadido, por la optimización de suelo y por la proyección internacional pero además por la simbología urbana que proyecta. Los rascacielos son muestra de "ciudades modernas, icónicas y con capacidad de atracción de inversiones y talento" además de turismo de alto valor, aseguran. Las viviendas de TM Tower han salido a la venta desde los 530.000 euros y hasta casi los tres millones y medio, todo depende del número de habitaciones y de la altura del inmueble. El complejo contará con 10.000 metros cuadrados de zonas comunes con piscinas, gimnasio, cine, zonas deportivas y un skybar con observatorio astronómico en la planta 63 que crearán en colaboración con el Museo Didáctico e Interactivo de Ciencias (MUDIC). Desde el pasado 18 de septiembre -que presentaron el proyecto en sociedad con un evento marcado por un llamativo espectáculo con drones- hasta ahora, ya han vendido el 30% de las viviendas. Lo que demuestra el interés suscitado por vivir en las alturas en la Costa Blanca.
Las normativas municipales
El levantamiento de rascacielos depende de las normativas de los ayuntamientos relacionadas con la protección visual y el control estético que actúan de freno en cascos históricos o zonas consolidadas pero también de la cercanía a aeropuertos -donde no se pueden construir edificios demasiado altos- y de la demanda de vivienda. "Hay zonas donde no se puede construir en altura porque las previsiones se hacen en función de la demanda" explica el Decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid quien, no obstante, recuerda la dificultad de construirlos en ciudades ya edificadas. En estos casos lo que hay que hacer es proyectar grandes torres en barrios más alejados. "Es lo que ha ocurrido en la City londinense o en el barrio de los negocios al oeste de París-La Défense", recuerda.
Pero lo que es una evidencia es que ante el problema de suelo que tenemos en la actualidad en España, con escasez del mismo, una posible solución podría ser la de la construcción en altura. Y ahí es donde los ayuntamientos tienen la última palabra.

