
En un mercado donde la banca tradicional ha dominado prácticamente todo el acceso al crédito se está gestando un cambio estructural. Por un lado, menos entidades dispuestas a asumir riesgos, y por otro, criterios cada vez más rigurosos que excluyen proyectos con potencial, pero sin un perfil bancario típico. En este escenario, la financiación alternativa emerge como no solo una solución, sino una necesidad para estimular el crecimiento, la innovación y la competitividad.
La financiación alternativa —esa que desarrollan instituciones financieras no bancarias bajo estrategias de inversión diversas— actúa directamente sobre las empresas, sin pasar por la intermediación habitual del banco. Y lo hace con una flexibilidad y rapidez que la banca tradicional rara vez ofrece. Desde fondos de deuda especializada, plataformas digitales de financiación participativa, hasta estructuras híbridas entre deuda y capital, este tipo de financiación está transformando el panorama financiero español.
En economías más maduras, como la de los Estados Unidos, la financiación alternativa ya representa más del 60 % del crédito que reciben las empresas, y en Europa —países como Reino Unido o Francia— las cifras oscilan cerca del 50 %. En España, por el contrario, la participación de este tipo de financiación todavía se sitúa en torno al 20 %, lo que muestra tanto el recorrido que queda, el crecimiento exponencial que tiene como la urgencia de adoptar nuevos modelos.
El problema no es sólo la concentración de entidades, sino la necesidad de adaptación a las necesidades reales de promotores inmobiliarios, pymes en expansión, proyectos tecnológicos, compañías con necesidad de estructuras a medida. En este sentido, los fondos y plataformas de financiación alternativa están llegando donde la banca no puede.
Sin embargo, esta financiación alternativa no pretende reemplazar a la banca, sino complementarla. Es decir, la clave está en que ambos mundos conecten: la banca aporta músculo en infraestructura financiera; la alternativa aporta agilidad, especialización y enfoque de futuro.
En este ecosistema disruptivo, Civislend actúa como un nexo esencial. La plataforma conecta a promotores que precisan financiación ágil y flexible, con inversores (institucionales o particulares) interesados en participar en proyectos que antes estaban reservados a fondos grandes o estructuras institucionales. El foco está especialmente en el sector inmobiliario, un área donde la banca tradicional se ha vuelto más cautelosa y regulada, y donde la flexibilidad y la especialización marcan la diferencia.
Civislend gestiona proyectos con garantías reales (por ejemplo, préstamos con garantía hipotecaria de primer rango), presenta transparencia en la estructura, y permite a inversores particulares participar desde importes modestos, desde 250€, democratizando el acceso al inmobiliario. Además, las rentabilidades del 10%-13% en un plazo medio de 15 meses, pudiendo aprovechar el poder del interés compuesto y la diversificación.
Al mismo tiempo, los promotores encuentran una financiación que se adapta al proyecto y a las necesidades del promotor. Este modelo permite que un promotor no quede bloqueado por criterios ultras rígidos de la entidad financiera, y que un inversor minorista acceda a un activo real, estructurado profesionalmente, con seguimiento y garantía de transparencia.
Pero el valor de Civislend va más allá de conectar oferta y demanda. Su presencia supone un cambio de paradigma: convierte el ahorro de particulares en inversión productiva, contribuye a diversificar las fuentes de financiación de la economía española, y aporta liquidez al tejido.
Las mesas de debate sectoriales coinciden: la financiación alternativa está creciendo y va a seguir haciéndolo. Y aunque sus costes pueden ser más elevados que los bancarios en algunas circunstancias, la clave está en la rapidez y adaptabilidad que ofrecen. Esas cualidades hacen que la diferencia de coste se justifique cuando se trata de proyectos que no se pueden detener por falta de financiación. Civislend aplica precisamente esa fórmula: financiación adaptada al proyecto y agilidad de trámites.
Asimismo, la digitalización, la mayor sofisticación de las empresas, la diversidad de modelos de negocio y la demanda de liquidez que las entidades bancarias no cubren están generando un caldo de cultivo perfecto para que la alternativa se consolide. En ese contexto, plataformas como Civislend, líder en crowdlending inmobiliario, muestran que la financiación alternativa no es un "extra" sino un canal plenamente operativo y necesario para el crecimiento.
El camino ya está marcado y la financiación alternativa seguirá ganando peso en España. Para que su impacto sea mayor, harán falta mayor educación financiera, plataformas reguladas y profesionalizadas, y una mentalidad que entienda que las empresas hoy no pueden esperar meses para acceder a la financiación. Civislend está posicionada para continuar liderando ese tránsito.


