
¿Suscribirse a ropa deportiva como el que se suscribe a Netflix o a Spotify? ¿Poder usar zapatillas, pero sin tenerlas en propiedad como el que ve películas en Netflix o escucha música a través de Spotify? Dicho y hecho. El fenómeno de las "zapatillas por suscripción" gana adeptos y en este artículo te vamos a explicar las claves de todo.
Como ya contamos en el año 2020 en Libre Mercado, existe una empresa suiza de nombre "On Running" que ofrece la posibilidad de suscribirse a un plan con el que poder disfrutar de una serie de productos, en este caso sólo zapatillas, a través de un pago mensual.
Dicha suscripción cuesta 29,95 euros al mes, como se detalla en su página web, y se dispone de un plazo de 30 días para cancelar la suscripción. Si no se cancela, el usuario tendrá que mantenerla durante un periodo mínimo de 6 meses, pasado ese tiempo ya podrá cancelarla. Desde el momento en que las zapatillas sean enviadas, la cuota será cargada al usuario y este ya podrá disfrutar de su par de zapatillas nuevas.
En la web se explica que el usuario no sólo no podrá quedarse con ninguna de las zapatillas en propiedad que le sean entregadas por medio de la suscripción, sino que sólo podrá cambiar de par de zapatillas cuando estas se hayan desgastado. Una vez que se hayan deteriorado debido al uso diario, el suscriptor podrá elegir entre devolverlas y seguir con el mismo modelo o cambiarlo por otro.
A pesar de que esta empresa suiza también vende ropa deportiva de todo tipo (sudaderas, camisetas, calcetines, pantalones deportivos, etc.), de momento sólo ofrece estos planes de suscripción para las zapatillas deportivas.
Zapatillas en posesión pero no en propiedad
Si algo parece caracterizar a esta empresa es la puesta en valor de la "economía circular", es decir, aprovechar al máximo el valor de los materiales y los productos manteniéndolos en circulación todo el tiempo posible. Para ello, una vez el usuario ha devuelto las zapatillas desgastadas, estas pasan por un proceso de reciclaje para volver a ser usadas por otro usuario.
Los servicios de esta empresa están disponibles en 34 países: Alemania, Andorra, Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, China, Chipre, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Italia, Irlanda, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Mónaco, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía, Suecia y Suiza.
Este formato de zapatillas por suscripción ha generado todo tipo de opiniones de forma reciente en la red social X (Twitter), aquí podemos ver algunos de estos post:
Modelo de suscripción en zapatos. Que venga la crisis ya y empezamos de 0 https://t.co/RGs8tfwdZv
— joan tubau (@joantubau) November 4, 2025
Al usuario Joan Tubau no parece gustarle demasiado este modelo de negocio basado en la "no propiedad", algo que comparte con el siguiente tuitero:
No tendrás nada y serás feliz.
En la linea de que cada vez seamos más dependientes y tengamos menos propiedades. No he visto un signo más claro de decadencia en mucho tiempo.
La propiedad privada es lo mejor que tenemos, no te desprendas de ella nunca. https://t.co/MTjujOlioP
— Alex Rodríguez (@alex_finanzas) November 4, 2025
A este usuario la idea de suscribirse para usar unas zapatillas le recordaba a aquello del Foro de Davos de "no tendrás nada y serás feliz", algo que ya contamos en este medio:
Llegan las zapatillas por suscripción!
— Hector | 𝙴𝚕 𝙷𝚒𝚕𝚘 𝚁𝚘𝚓𝚘 (@ElHiloRojoTV) November 4, 2025
2026 será el gran funeral de la abundancia.
¿Genialidad de la marca o pobreza general?
No tendrás nada… https://t.co/vtZjD0jhKc
Este conjunto de ideas se repite en varios comentarios en X por parte de los usuarios, que ven en el modelo de suscripción de zapatillas una evidencia más de la pobreza generalizada que padece España y del cambio de la abundancia por la escasez.
No obstante, no todos los usuarios de X rechazan de lleno este tipo de negocio, también hay quienes les parece hasta una posible buena idea:
Pues en realidad dependiendo del tipo de zapatilla, del uso que se le de y de la intensidad de éste, además de las posibles patologías del usuario, esto puede ser muy útil y hasta barato.
El problema está en juzgar (y despreciar) todo desde la sosez de nuestra forma de vida. https://t.co/dvh22uAZne
— Virginia (@Nas_t_enka) November 4, 2025
Sea como sea, cabe la posibilidad de que este tipo de suscripciones por productos como la ropa o el calzado se vayan abriendo paso como ya ocurrió con la música, los videojuegos o las películas, algo que en su día también sorprendería a muchos pero que hoy se consumen en masa.


