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Temas en letra pequeña

¿Seguimos confiando en que cumpliremos nuestro objetivo, comprometido desde su asignación, antes de diciembre de 2026?

En letra pequeña sí, pero no por ello carentes de importancia. Tan así que, a nuestro modo de ver, y no uso el plural mayestático por un prurito de especial consideración, sino porque su importancia se origina al afectar directamente el buen nombre o prestigio de nuestra nación; en definitiva, al merecimiento de respeto y consideración por parte de los demás países y poblaciones de nuestro entorno.

¿Por qué entonces explicitar este preámbulo? Porque las urgencias de la vida, las páginas de los periódicos, los discursos políticos, capitaneados por partidos y movimientos sociales, inciden habitualmente en aquello más llamativo, más urgente, más polémico, mientras que otras, aunque motivadas también por decisiones públicas, han pasado desapercibidas y residen en el rincón del olvido.

Ese olvido está tanto más asegurado cuanto menos nos comprometamos a cumplir unos objetivos, un empleo eficiente de los recursos productivos, y se rinda cuenta del resultado de la acción económica.

Sin presupuestos del sector público – los últimos aprobados fueron los de 2023, Ley 31/2022 de 23 de diciembre (B.O.E. núm. 308, de 24 de diciembre de 2022) prorrogados para los años 2024 y 2025 – cualquier objetivo macroeconómico que se contemple es una forma de perder el tiempo o de hablar por no callar, como dirían los clásicos.

Es un signo, que España no se merece, de falta de credibilidad, de confianza y de compromiso de la nación española, que es mucho más que el anecdotario de un determinado gobierno y que, consecuentemente, daña la dignidad de España y de los españoles, mientras esos gobiernos se sucederán unos a otros como si nada pasara.

Parece, sin embargo, que eso de la dignidad de una nación, con larga trayectoria histórica, no es motivo de preocupación para todos; aunque, como soy optimista por naturaleza, me da la impresión de que sí preocupa a la mayoría.

Los informes de organismos independientes son abundantes en nuestras deficiencias públicas. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) considera que los fondos Next Generation, que se crearon con el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia en la Unión Europea, no están sirviendo para aumentar la productividad de nuestra economía, como se pretendía con su establecimiento.

En primer lugar, porque de los mencionados fondos asignados a España (163.000 millones), solo se habían ejecutado a finales del año 2024 un 19,50% (unos 31.785 millones de euros) cuando la asignación concluye en el año 2026. Bien es verdad que, con excesiva opacidad, el gobierno español asegura que, a finales de agosto de 2025, se habrá ejecutado una cifra total de 56.700 millones.

Junto a la desidia que se deduce de esta cifra tan reducida, además, el 24,77% (unos 7.877 millones de euros) no se ha dedicado a transformación o a instalaciones de mejora productiva, como era su objetivo, sino a gastos corrientes del ejercicio, que no eran admisibles. Nada hay de extraño, pues, en que, tras casi cuatro años de la disponibilidad de estos fondos, la productividad de la economía española haya disminuido, cuando se pretendía que creciera.

¿Seguimos confiando en que cumpliremos nuestro objetivo, comprometido desde su asignación, antes de diciembre de 2026? Porque la credibilidad también puede perderse.

En Libre Mercado

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