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Redes eléctricas: las tuberías invisibles de la electrificación en España

Más del 83% de los nudos de conexión están saturados, bloqueando proyectos industriales, el sector residencial y los avances sanitarios.

Más del 83% de los nudos de conexión están saturados, bloqueando proyectos industriales, el sector residencial y los avances sanitarios.
redes eléctricas | Imagen de archivo

Las redes eléctricas son las cañerías que llevan la energía a donde se necesita. España cuenta con un gran potencial renovable y muchas empresas industriales, viviendas u hospitales deseando consumirla, pero sin tuberías, esta no llega. Así ocurre con la electricidad: sin redes, la electrificación se seca antes de llegar a los hogares, las fábricas y los puntos de recarga.

España presume de liderazgo en generación renovable, pero el desarrollo de las redes no ha seguido el mismo ritmo. Hoy, más del 83% de los nudos de conexión están saturados, según la patronal Aelec. Esto significa que miles de proyectos industriales, centros de datos, promociones inmobiliarias u hospitales no pueden conectarse. En 2024 se solicitaron 67 GW de nueva demanda, pero solo el 10% pudo ser conectado. El resultado: riesgo de fuga de inversiones hacia países con infraestructuras más robustas.

Este cuello de botella no solo frena la electrificación, sino que compromete la competitividad de las empresas del país. España aspira a atraer industrias electrointensivas y liderar la electrificación de Europa, pero sin redes suficientes, esa oportunidad se desvanece. Como advertía un informe de Deloitte, "las redes son la llave que conecta la transición energética con la transformación industrial".

La tasa de retribución: un freno regulatorio

A la saturación física se suma un problema económico: el marco retributivo. La CNMC ha propuesto para el periodo 2026-2031 una tasa de retribución financiera del 6,58, muy por debajo del 7-7,5% que reclama el sector y de lo que ofrecen países como Italia (8,1%), Reino Unido (7,6%) o Francia (7%). Esta cifra no cubre el coste real de capital ni compensa el riesgo, lo que desincentiva la inversión justo cuando España necesita triplicar el ritmo para poder aprovechar la oportunidad industrial de la descarbonización.

Además, el regulador (CNMC) ha impuesto límites estrictos: un coste máximo de 257 €/kW para nuevas conexiones, frente a los 375 €/kW que estiman las compañías como coste real, que puede dejar fuera proyectos estratégicos, lo que resulta discriminatorio, y una reducción del 37% (si se tiene en cuenta la inflación) en los costes de mantenimiento reconocidos. Esto no solo frena ampliaciones estratégicas, sino que puede deteriorar la calidad del servicio.

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Trabajadores en las redes eléctricas

Ante esta situación, la respuesta empresarial ha sido contundente. Más de 70 asociaciones han alertado del riesgo de colapso si no se revisa la normativa. Reclaman un marco estable y competitivo que incentive la inversión, con una tasa alineada con Europa y mecanismos que permitan anticipar las necesidades futuras. "Sin redes robustas y bien financiadas, la electrificación masiva es inviable", advierte Aelec.

El Gobierno, consciente del problema, ha tomado medidas para permitir aumentar las inversiones en redes, con especial foco en la industria, la electrificación del transporte y la vivienda. Pero la CNMC mantiene su propuesta, generando una contradicción que paraliza decisiones estratégicas.

España frente a Europa: la brecha se agranda

La comparación con Europa resta interés a España como destino inversor. Mientras España destina apenas el 0,2% del PIB a redes, Alemania y Países Bajos invierten más del doble. El PNIEC estima que será necesario invertir 53.000 millones hasta 2030, pero el ritmo actual está muy por debajo. Si no se corrige el rumbo, los expertos aseguran que España quedará rezagada en la carrera por la electrificación, perdiendo competitividad y empleo industrial.

Las redes eléctricas son las tuberías invisibles del futuro energético: sin ellas, la energía limpia no circula, la industria no despega y la economía se queda sin oxígeno. Fuentes del sector afirman que el tiempo apremia y el mensaje es claro: invertir en redes no es opcional, es la condición para que España no se quede a la cola de Europa.

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