Más de 350 animales sacrificados en condiciones deplorables, mataderos clandestinos sin ningún tipo de control sanitario en Madrid, Ávila y Toledo y restaurantes asiáticos que ofrecían carne sin trazabilidad a sus clientes. Esto es lo que ha destapado la Operación Pox de la Guardia Civil en la que ya se ha detenido a cinco personas, se investiga a otras doce y cuatro restaurantes de la Comunidad de Madrid se han cerrado cautelarmente.
Los detenidos e investigados son de origen español, chino, árabe y senegalés. No obstante, se prevén nuevas personas investigadas por estos hechos. Los delitos que se les imputan son tan variados como graves: contra la salud pública, maltrato animal, falsedad documental, pertenencia a grupo criminal y blanqueo de capitales.
De la granja ilegal al plato
El núcleo de esta trama se encontraba en una explotación ganadera ilegal situada en Toledo, que no figuraba en el Registro General de Explotaciones Ganaderas (REGA). Desde allí, el principal investigado organizó una red de transporte irregular de ganado ovino y caprino, recogiendo animales de todo tipo de explotaciones —legales o no— y moviéndolos por circuitos ocultos con documentación falsificada para simular una apariencia de legalidad.
Parte del ganado acababa en un matadero autorizado en Ávila, donde se mezclaba carne legal con carne ilegal. Pero otra parte iba directamente a un matadero clandestino en San Fernando de Henares (Madrid). Allí, los animales eran sacrificados sin ninguna supervisión veterinaria, en condiciones lamentables y sin respetar el más mínimo estándar de bienestar animal.
Más de 350 animales sacrificados y carne sin control
En el marco de la operación, más de 350 animales han tenido que ser sacrificados por encontrarse en estado de inanición, enfermos o con malformaciones irreversibles. Una situación que no solo evidencia un absoluto desprecio por los animales, sino también un grave riesgo para la salud pública, según han advertido fuentes de la Guardia Civil.
El siguiente paso del entramado era la venta de la carne sin trazabilidad. Uno de los detenidos se encargaba de repartirla a nueve restaurantes de la Comunidad de Madrid, cuatro de los cuales ya han sido cerrados. Algunos de estos locales se encontraban en Usera (Madrid) y en Fuenlabrada, y no solo ofrecían esta carne en sus menús, sino que también la distribuían a domicilio a través de plataformas online.
Además, varios de los implicados recogían carne en estos mataderos clandestinos para venderla directamente a particulares, sin etiqueta, sin control, sin garantía alguna.
Una estructura criminal bien engrasada
Lo que comenzó como una sospecha sobre actividades ganaderas irregulares ha terminado destapando una auténtica organización criminal jerarquizada, con distintos niveles de responsabilidad y funciones bien definidas. Entre sus maniobras más habituales: pagos en efectivo, facturación ficticia o por debajo del valor real y ocultación de ingresos para blanquear dinero.
Durante los registros —siete en total, entre domicilios, explotaciones y matadero— los agentes de la Unidad Central Operativa de Medio Ambiente (UCOMA) se incautaron de 10.000 euros en metálico, instrumental de sacrificio, medicamentos veterinarios, documentación falsificada y dispositivos de identificación de ganado (crotales).
Un riesgo sanitario de primer nivel
La Guardia Civil ha subrayado el grave riesgo que suponen este tipo de actividades para el conjunto del sector ganadero. Movimientos ilegales de animales sin controles veterinarios pueden facilitar la propagación de enfermedades como la viruela ovina-caprina, una patología altamente contagiosa que puede tener un impacto millonario en las explotaciones ganaderas legales.
