En la segunda planta del Hospital 12 de Octubre, una hilera de diez calcetines —nueve del tamaño habitual y uno diminuto— recuerda que uno de cada diez bebés nace prematuro a nivel mundial. Es aquí donde funciona el proyecto Cero Separación, un modelo pionero en España que permite que todos los recién nacidos, prematuros o enfermos, permanezcan acompañados por sus padres las 24 horas del día durante toda su estancia.
"Nuestro objetivo es que los padres puedan ser los cuidadores de sus hijos, aunque estén en cuidados intensivos, porque eso ha demostrado importantes beneficios en salud", explica la doctora Carmen Pallás, jefa de Neonatología del hospital. Entre los beneficios, Pallás menciona una menor frecuencia de displasia broncopulmonar e infección nosocomial, mayor ganancia de peso, mejores tasas de lactancia materna o una reducción de los episodios de depresión posparto.
Desde la unidad insisten en la importancia del método canguro prolongado, conocido como el contacto piel con piel, por ser este "el mejor ecosistema para el desarrollo de los niños". Incluso cuando el bebé requiere ser estabilizado inmediatamente al nacer, se garantiza el contacto con su madre en menos de 10 minutos. También durante el traslado del quirófano a planta.
En una de las habitaciones, el padre de Máximo cuenta que su hijo nació con 25 semanas y apenas 800 gramos. Junto a su mujer y el bebé, lleva viviendo aquí un mes y medio. Explica para Libertad Digital que su día empieza temprano, con desayuno en la sala de padres y horas de piel con piel con su hijo. Le leen, le cantan, le ponen música —desde Serrat y Sabina hasta bachata—. "Nos han ayudado muchísimo. El poder estar con él es una gran ventaja. Gracias a esto mi hijo puede estar vivo", admite.
El hospital proporciona todas las comidas a los progenitores y habilita una sala donde las familias comparten experiencias. "Yo salgo de aquí con un máster, esto es una verdadera escuela. Hemos aprendido también a identificar los comportamientos, identificar por qué llora, por qué se mueve", afirma.
Y es que Cero Separación incluye el programa Cuídame, que forma a los padres en once áreas de cuidados hasta que se convierten en cuidadores expertos. Esto permite que muchos de estos bebés puedan terminar su recuperación en hospitalización domiciliaria. Además, la unidad incorpora también una iniciativa de lectura compartida que asocia cada habitación a un cuento y la incorpora en la decoración de la misma.
En la habitación de Máximo, repleta de fotografías de familiares, libros y algún peluche, sus padres guardan también un cuaderno repleto de dedicatorias de médicos, enfermeras y hasta del personal de limpieza. Su padre asegura que se lo dará algún día: "Cuando me diga con 15 años 'no puedo', le diré 'sí puedes, mira como pudiste y podrás'".
En otro pasillo, Sara y Adrián acompañan a su hija Alex, nacida a término el pasado 31 de octubre y diagnosticada con crisis epilépticas a los dos días del alta. Según relatan, Sara permanece en la unidad las 24 horas del día para mantener la lactancia materna, mientras Adrián hace malabares con la logística familiar y el colegio de su otro hijo.
"Yo la primera semana no hubo un día que no dejase de llorar, de incertidumbre, tristeza", confiesa él. Para ella, poder estar con la bebé sin limitaciones horarias y monitorización constante "es muy tranquilizador". "Intentamos hacer la vida lo más normal posible. Lo primero es que ella esté bien, aunque adaptarnos a esta nueva rutina y esperar las pruebas, es duro", añaden.
El hospital autoriza a que los hermanos mayores puedan dormir en la habitación y los cuidadores alternativos —abuelos, tíos u otros allegados— pueden relevar a los padres en momentos concretos. Algo que Sara y Adrián agradecen enormemente, ya que permite que el hermano de Alex "participe también en esta situación". "Viene y le lee cuentos. Entre todos la estimulamos todo lo posible para que, dentro de que estamos aquí, hagamos una vida lo más activa para ella", explican.
Con todas estas familias, habló la consejera de Sanidad, Fátima Matute, que coincidiendo con el Día del Niño Prematuro, quiso visitar la unidad. Desde allí, puso en valor el trabajo de todo el equipo médico y alabó el proyecto por garantizar que "cualquier bebé, por pequeñito que sea, no va a ser separado de lo mejor que tiene, su familia".
Hasta el 31 de octubre, 760 familias han pasado por estas instalaciones, que cuentan con 36 habitaciones familiares, algunas de ellas pensadas para gemelos y trillizos, y todas adaptables a quirófanos para evitar mover al bebé.

