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Los acusados del 11-S, a gritos en el tribunal

Los cinco acusados por los atentados, que se enfrentan a la pena de muerte, se negaron a contestar a las preguntas del juez.

Los cinco acusados por los atentados, que se enfrentan a la pena de muerte, se negaron a contestar a las preguntas del juez.

El autoproclamado autor intelectual de los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York, Washington y Pensilvania, ha comparecido junto a cuatro cómplices de los ataques ante el tribunal militar de Guantánamo en un procedimiento preliminar al conocido por los medios estadounidenses como "juicio del siglo", en el que podrían ser condenados a muerte.

Uno de los acusados del 11S, Ramzi bin al Shibh, gritó en medio de la preparación de su juicio en la prisión de Guantánamo que Estados Unidos le quiere matar y luego hacer pasar su asesinato por un suicidio.

Tras tres horas de preparación del juicio contra Jalid Sheij Mohamed, supuesto organizador del 11S, y otros cuatro cómplices, entre ellos Al Shibh, este último, que estuvo rezando durante casi toda la vista, gritó en inglés: "A lo mejor no me vuelven a ver nunca más".

Con la voz nerviosa, Al Shibh, que supuestamente se entrenó para pilotar uno de los aviones de los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero que no obtuvo visado, rompió su silencio para decir: "Quizá nos maten y digan que nos hemos suicidado", antes de que el juez de la comisión militar, James Pohl, le llamase al orden.

Los cinco acusados por los atentados, que se enfrentan a la pena de muerte, se negaron a contestar a las preguntas del juez de la comisión militar de Guantánamo, según los defensores en protesta por el trato que reciben en la prisión.

Los sospechosos, que llevan casi seis años recluidos en Guantánamo a espera de juicio, comenzaron a rezar durante la vista que tiene como fin poner las bases para el inicio de su proceso, aunque la jornada se atascó en detalles como la traducción al árabe o incluso la vestimenta que deseaban llevar los reclusos.

El abogado civil de Sheij Mohamed, David Nevin, reiteró en varias ocasiones que, debido a los interrogatorios a que se vio sometido su cliente durante los tres años que pasó en cárceles clandestinas -en aparente alusión a los centros secretos de detención de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)- y por el tratamiento recibido en Guantánamo, su trabajo está plagado de trabas.

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