LD (EFE) La ola de atentados terroristas contra chiíes comenzó en la ciudad de Janaqin, fronteriza con irán. Allí, una bomba escondida en un contenedor de basura, delante de la sucursal bancaria de Al-Rafidain, estallaba tras ser accionado mediante un mando a distancia. Al menos doce personas, entre las que se encuentran dos mujeres y un niño, han muerto y otras 39 han resultado heridas.
El último atentado se registro en la localidad de Mandali, en la frontera, donde decenas de kurdos celebraban la "Achura". Al menos doce personas han muerto y otras resultaron catorce heridas por la explosión de una bomba.
Las víctimas, todas kurdas-chiíes, participaban en los rituales de "Achura" en una "huseiniya" o procesión chií en plena calle: en estos rituales, hombres y mujeres se golpean el pecho y salmodian cánticos en honor de Husein, el nieto de Mahoma cuya muerte se conmemora este martes.
Posteriormente, la Policía iraquí informaba de dos atentados contra fieles chiíes han causado cuatro muertos y quince heridos en Bagdad. El primer ataque fue perpetrado por dos pistoleros que descargaron sus armas en el barrio de Beyaa contra dos camionetas que transportaban a peregrinos que volvían de Nayaf, localidad donde se encuentra uno de los principales santuarios chiíes. Cuatro personas resultaron muertas y otras seis más heridas en el ataque.
En el otro ataque, un proyectil de mortero cayó sobre la multitud que celebraba la "Achura" en la explanada de Kadimiya, el barrio chií de Bagdad que alberga dos de los doce santuarios más importantes de este credo. Poco después, en las festividades chiíes de Balad Ruz, otras dieciséis personas morían y 57 resultaban heridas después de que un terrorista suicida detonara un chaleco-bomba en medio de una muchedumbre.
