L D (EFE) Putin calificó el nuevo acto terrorista como un "intento de desestabilizar la situación en vísperas de las elecciones parlamentarias", que se celebrarán el domingo.
"Estoy convencido de que (los terroristas) no conseguirán sus objetivos, pues los ciudadanos de Rusia no lo permitirán", aseguró el presidente en una reunión con sus titulares de seguridad, a quienes emplazó a aclarar el crimen.
A primera hora de la mañana de este viernes, una brutal explosión reventó uno de los vagones del tren de cercanías que enlazaba las localidades de Mineralnie Vodi y Kislovodsk, en el norte del Cáucaso. El atentado se produjo cuando el convoy de pasajeros entraba en la ciudad balneario de Yesentukí, en una hora en la que sus vagones suelen ir repletos de pasajeros, sobre todo estudiantes y obreros de esta zona del sur de Rusia.
"Estoy convencido de que (los terroristas) no conseguirán sus objetivos, pues los ciudadanos de Rusia no lo permitirán", aseguró el presidente en una reunión con sus titulares de seguridad, a quienes emplazó a aclarar el crimen.
A primera hora de la mañana de este viernes, una brutal explosión reventó uno de los vagones del tren de cercanías que enlazaba las localidades de Mineralnie Vodi y Kislovodsk, en el norte del Cáucaso. El atentado se produjo cuando el convoy de pasajeros entraba en la ciudad balneario de Yesentukí, en una hora en la que sus vagones suelen ir repletos de pasajeros, sobre todo estudiantes y obreros de esta zona del sur de Rusia.
Un total de 31 personas murieron en el acto y al menos otras nueve fallecieron en los hospitales de la zona a los que fueron conducidas. La deflagración, equivalente a una potencia de diez kilogramos de trilita, diseminó en décimas de segundos varios kilos de piezas metálicas como clavos y rodamientos por todo el vagón, hiriendo también a más de 160 pasajeros. Al menos 127 de estas personas tuvieron que ser ingresadas en los hospitales, muchas de ellas en estado grave.
Cuatro terroristas, dos hombres y dos mujeres
Los servicios secretos rusos indicaron que el atentado fue cometido por cuatro terroristas, tres mujeres y un hombre, que portaban una bolsa con los explosivos. Al parecer, dos de las mujeres lograron saltar del tren antes de la explosión, provocada cuando sus dos compañeros se inmolaron en el vagón lleno de pasajeros, que se partió en dos por el brutal estallido. Según el Servicio Federal de Seguridad (FSB, ex KGB), entre los restos de uno de los terroristas muertos se encontraron varias granadas sin detonar enganchadas a sus pies, lo que corroboró el carácter suicida del ataque.
Desde hace varias semanas, las fuerzas de seguridad rusas habían advertido sobre la posibilidad de que se produjera una oleada de atentados para ensombrecer las legislativas del domingo. Alexánder Korobéinikov, delegado adjunto del Kremlin en el sur de Rusia, declaró que el atentado de Yesentukí fue "sólo uno" de toda una cadena de actos terroristas preparada en el Cáucaso Norte. "Según las informaciones que nos llegaron desde otros territorios, también se preparaban atentados en Ingushetia y otras zonas" en este área lindante con Chechenia, aseguró.
Vigilancia extrema en Moscú
Tras el atentado, los temores ahora se centran en Moscú, donde un ataque terrorista durante el proceso electoral daría a los extremistas una macabra propaganda que ya tuvo sus precedentes en otros actos terroristas, como el asalto al teatro Dubrovka en octubre de 2002. Por eso, las autoridades rusas extremaron las medidas de seguridad en la capital, con rigurosos controles en carreteras de acceso, estaciones, edificios públicos y lugares más concurridos.
Este despliegue sin precedentes, según la prensa rusa, permitirá al ministerio del Interior ruso movilizar el domingo en Moscú a más de 26.000 efectivos, entre policías, fuerzas especiales y cadetes de las academias de seguridad. El alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov, que el domingo también se presenta a su reelección en comicios paralelos a los legislativos, pidió a los moscovitas "una especial vigilancia" y les instó a avisar a la policía a la menor sospecha de que se pueda estar fraguando un atentado.