L D (EFE) El Air Force One, avión presidencial, aterrizó sin novedad en el aeropuerto de Andrews, desde donde el presidente se trasladó a su rancho en Crawford (Texas) para reunirse con su esposa Laura, sus padres George y Barbara y sus hijas Jenna y Barbara, con quienes finalmente no pudo celebrar la tradicional festividad estadounidense.
La visita a Bagdad, que se prolongó dos horas y media, se desarrolló en el más absoluto secreto y sólo una vez que el presidente volaba de regreso a Estados Unidos se autorizó a la prensa a informar del viaje, de cuyos preparativos sólo estuvo al tanto un reducido grupo de colaboradores de Bush. El mandatario se fotografió en el aeropuerto de Bagdad con decenas de soldados, ayudó a servirles la cena y expresó su emoción por reunirse en una fecha tan especial con quienes "están luchando contra los terroristas en este país para que no tengamos que hacerles frente en el nuestro".
Durante su regreso a Estados Unidos, Bush habló con el pequeño grupo de periodistas que le acompañaron y que antes de subirse al Air Force One se comprometieron a no filtrar la noticia para evitar poner en riesgo la seguridad del presidente. El director de Comunicaciones de la Casa Blanca, Dan Bartlett, incluso advirtió de que si trascendía antes de tiempo la información el avión daría la vuelta y regresaría a casa.
Bush dijo a los periodistas que el objetivo principal de la visita fue que las tropas "supieran que su comandante en jefe y, más importante aun, su país les apoyan". "Creo que la mejor manera de hacerlo era compartir un rato con ellos en el Día de Acción de Gracias para agradecerles (...) su sacrificio", señaló. Sobre los riesgos que implicaba la visita, dijo que "quienes lo planificaron, así como los militares y el piloto del avión me aseguraron que los riesgos se podían minimizar si manteníamos el silencio sobre el viaje".
No obstante, aseguró que estaba "plenamente preparado para haber ordenado que se diera la vuelta" y que dudó de la capacidad de los periodistas de resistir la tentación de llamar a casa para comunicar a los suyos que no iban a estar presentes en la cena de Acción de Gracias. "Si la seguridad se hubiera comprometido, habría sido el momento en el que habríamos sido más vulnerables", añadió Bush, quien dio personalmente la orden al comandante del Air Force One para que aterrizara en la capital iraquí.
El director de Comunicaciones también relató como el avión presidencial fue avistado en pleno vuelo por una aeronave comercial de la compañía British Airways, quien preguntó por radio si lo que acababa de ver era el Air Force One y al que se contestó que se trataba de un aparato similar de la flota presidencial.
Sobre la reunión con los miembros del Consejo de Gobierno iraquí, entre los que estaba Ahmed Chalabi, el presidente estadounidense afirmó que tuvo "una buena conversación con ellos" y que les aseguró que van "a mantener el rumbo y a terminar el trabajo". "También les recordé lo que he dicho públicamente, que depende de ellos que aprovechen la ocasión para tener un Gobierno que reconozca todos los derechos de la mayoría y los derechos de la minoría y para hablar de las aspiraciones y las esperanzas del pueblo iraquí", explicó Bush.