L D (EFE) Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, en los que hubo cerca de 3.000 muertos, fueron detenidos entre 700 y 1.000 extranjeros, principalmente de países árabes y musulmanes.
Otro porcentaje de esas personas quedó bajo custodia policial estadounidense por supuestos crímenes o en calidad de testigos. Únicamente uno de esos detenidos, cuya identidad y lugar donde se les mantiene son desconocidos, ha sido acusado como presunto cómplice en los atentados del 11-S. Se trata del francomarroquí Zacarías Mossaoui, quien fue capturado en agosto de 2001, un mes antes de los atentados.
