LD (Agencias)
Dos nuevos ataques contra la coalición angloestadounidense en Irak han dejado a ocho soldados de EEUU y seis iraquíes heridos, y a un civil muerto. El primer incidente se produjo en pleno centro de Bagdad, cuando varios hombres atacaron con lanzagranadas el vehículo en que viajaban los militares, mientras que el segundo ocurrió en la localidad de Ramadi, a unos cien kilómetros de la capital iraquí, cuando el convoy en que viajaban se vio sacudido por una explosión. Uno de los siete transeuntes que resultaron heridos en el primer ataque falleció a las pocas horas en el hospital al que había sido trasladado.
Por su parte, el presidente estadounidense, George Bush, declaró que no tiene intención de retirar sus fuerzas de Irak a pesar del goteo de militares estadounidenses muertos desde que declaró que la guerra había terminado. “Tenemos una fuerza sólida y más que suficiente en este momento para garantizar que la situación sea segura”, declaró a la prensa en la Casa Blanca. Añadió que “por lo visto, algunos creen que si nos atacan, nos marcharemos prematuramente. Si ese es el caso, no tienen ni idea de lo que están hablando”.
Estos ataques contra las fuerzas estadounidenses han sido atribuidos por Bush tanto a vestigios del depuesto régimen de Saddam Hussein, como a grupos de resistencia patrocinados por países enemigos, tales como Siria o Irán. Sin embargo, el primer ministro iraní, Mohammed Jatami, negó el jueves que su país tuviera que ver con los ataques de la resistencia.
El Mando Central en Irak confirmó que la cuenta de muertos desde el final de la guerra ascendió a 24 tras la muerte de dos soldados, uno por las heridas sufridas en un ataque en Bagdad y otro al intentar desactivar una mina en Kerbala. Entre muertos y heridos, el Ejército de EEUU tiene un promedio de una baja diaria desde que Bush declaró la conclusión del conflicto.
Por su parte, el presidente estadounidense, George Bush, declaró que no tiene intención de retirar sus fuerzas de Irak a pesar del goteo de militares estadounidenses muertos desde que declaró que la guerra había terminado. “Tenemos una fuerza sólida y más que suficiente en este momento para garantizar que la situación sea segura”, declaró a la prensa en la Casa Blanca. Añadió que “por lo visto, algunos creen que si nos atacan, nos marcharemos prematuramente. Si ese es el caso, no tienen ni idea de lo que están hablando”.
Estos ataques contra las fuerzas estadounidenses han sido atribuidos por Bush tanto a vestigios del depuesto régimen de Saddam Hussein, como a grupos de resistencia patrocinados por países enemigos, tales como Siria o Irán. Sin embargo, el primer ministro iraní, Mohammed Jatami, negó el jueves que su país tuviera que ver con los ataques de la resistencia.
El Mando Central en Irak confirmó que la cuenta de muertos desde el final de la guerra ascendió a 24 tras la muerte de dos soldados, uno por las heridas sufridas en un ataque en Bagdad y otro al intentar desactivar una mina en Kerbala. Entre muertos y heridos, el Ejército de EEUU tiene un promedio de una baja diaria desde que Bush declaró la conclusión del conflicto.
