LD (Agencias)
El lanzamiento del cohete transportador H-2A estuvo rodeado de las mayores medidas de seguridad en las instalaciones espaciales de Tanegashima, al sudoeste del país, para evitar un posible boicot o atentados vinculados con Corea o el apoyo que Japón presta a EEUU en la guerra en Irak. La víspera llegaron rumores de que Pyongyang podría realizar un lanzamiento de misiles coincidiendo con los planes espaciales japoneses, que Pyongyang calificó días atrás como una clara muestra de la actitud hostil de Japón hacia el régimen comunista norcoreano.
Los ingenios tecnológicos, de fabricación totalmente japonesa, están equipados con los últimos avances, como sensores ópticos, cámaras que sacan fotografías a través de las nubes y radares capaces de distinguir objetos en el suelo de hasta un metro de tamaño, y fueron colocados en órbita rotatoria alrededor de la Tierra poco después. Aunque el Gobierno ha dicho que los satélites están diseñados para mejorar la capacidad de la defensa nacional y ayudar a prevenir los desastres naturales, nadie esconde que su verdadero propósito es poner un ojo sobre Corea del Norte, país del que poco se conoce a ciencia cierta y del que Tokio desconfía como último ejemplo de la guerra fría en el mundo.
A pesar de ser un país pacifista y sin un Ejército capacitado para atacar, Japón ha decidido montar su propio sistema de inteligencia a base de satélites con un presupuesto que ronda los 250.000 millones de yenes (unos 2.085 millones de dólares) al estar convencido de que será el primer objetivo de Corea el Norte en caso de agresión externa. La red de satélites estará completada el año 2009 con un total de ocho, aunque la prensa se ha encargado de dejar claro que no se podrá mantener una vigilancia sobre Corea del Norte 24 horas sin un número doble de satélites, y pretende además crear una alternativa a la dependencia exclusiva que en la actualidad tiene de EEUU.
Los ingenios tecnológicos, de fabricación totalmente japonesa, están equipados con los últimos avances, como sensores ópticos, cámaras que sacan fotografías a través de las nubes y radares capaces de distinguir objetos en el suelo de hasta un metro de tamaño, y fueron colocados en órbita rotatoria alrededor de la Tierra poco después. Aunque el Gobierno ha dicho que los satélites están diseñados para mejorar la capacidad de la defensa nacional y ayudar a prevenir los desastres naturales, nadie esconde que su verdadero propósito es poner un ojo sobre Corea del Norte, país del que poco se conoce a ciencia cierta y del que Tokio desconfía como último ejemplo de la guerra fría en el mundo.
A pesar de ser un país pacifista y sin un Ejército capacitado para atacar, Japón ha decidido montar su propio sistema de inteligencia a base de satélites con un presupuesto que ronda los 250.000 millones de yenes (unos 2.085 millones de dólares) al estar convencido de que será el primer objetivo de Corea el Norte en caso de agresión externa. La red de satélites estará completada el año 2009 con un total de ocho, aunque la prensa se ha encargado de dejar claro que no se podrá mantener una vigilancia sobre Corea del Norte 24 horas sin un número doble de satélites, y pretende además crear una alternativa a la dependencia exclusiva que en la actualidad tiene de EEUU.
