
L D (Europa Press) El diario The Times ha publicado que a pesar de que Clarke adquirió nuevos poderes el pasado 19 de agosto para expulsar o impedir la entrada a todo extranjero que suponga "una amenaza indirecta" por fomentar o hacer apología del terrorismo, teme no poder evitar que los detenidos coincidan en la cárceles del país, que han alcanzado niveles de récord. Mientras tanto la Policía ha puesto en marcha una operación especial para vigilar a aquellos que se encuentran en una lista de sospechosos.
La Policía británica detuvo el pasado mes a diez extranjeros sospechosos de amenazar la seguridad nacional, que se encuentran pendientes de ser extraditados a sus países de origen. Entre ellos destaca el clérigo radical musulmán palestino Abu Qatada, que en 1993 fue admitido como refugiado político, y que fue considerado por Scotland Yard como el embajador de Osama bin Laden en Europa.
A pesar de las declaraciones del primer ministro, Tony Balir, donde dijo que "las reglas del juego han cambiado contra los extremistas", el Gobierno ha previsto una larga y costosa batalla legal para conseguir la deportación de los sospechosos, ya que los planes de la UE son prohibir la deportación de extranjeros a países donde pudieran ser torturados, así como limitar el tiempo de arresto de los detenidos antes de ser deportados.
Sin embargo, el Reino Unido firmó la pasada semana un acuerdo con Jordania y actualmente está negociando con otros países como Argelia, Pakistán, o Sri Lanka, para poder trasladarlos a sus cárceles, pero diversas organizaciones de derechos humanos ya han alertado a los tribunales internacionales de las pretensiones británicas.
