
El atentado fue cometido en la conflictiva región tribal paquistaní de Bajaur, en la frontera con Afganistán, cerca de un centro de distribución de alimentos de la ONU en la capital del distrito, Khar. Allí, cientos de personas se habían congregado para recibir raciones del Programa Mundial de Alimentos.
Según un portavoz de Naciones Unidas, ningún trabajador local o extranjero del organismo resultó herido por la detonación. Los heridos fueron trasladados al principal hospital de Khar, mientras las fuerzas de seguridad acordonaron la zona, donde se ha impuesto el toque de queda.
El primer ministro paquistaní, Yusuf Razá Guilani, calificó el ataque como "una actividad brutal de insurgentes que no tienen respeto por lo humano y la religión". Añadió que los integristas están huyendo porque "el pueblo valiente de Pakistán está unido contra ellos", según un comunicado oficial.
