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Nicolas Sarkozy promete "devolver a los franceses el orgullo de ser franceses"

El presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy, tras conocer los datos oficiales que le aupan como el sexto presidente de la V República, ha manifestado que ahora le corresponde dar a su país "lo que me ha dado mí". El líder liberal encara con orgullo y visión europeísta dirigir los destinos de "una gran nación" y, más allá de las divergencias, siendo "el presidente de todos". Una disposición demandada por Ségolène Royal. La socialista ha comparecido para instar al recién proclamado inquilino del Elíseo a que cumpla su misión a favor de "todos" los ciudadanos. Royal ha admitido que "el sufragio universal ha hablado", aunque ha pedido a sus seguidores que sigan movilizados porque "otras citas nos esperan". El PP ha felicitado al presidente electo a través de un vídeo en su página web. VEA AQUÍ EL ÁLBUM ACTUALIZADO DE LA NUEVA FRANCIA DE SARKOZY.



Principales propuestas | Sarkozy consigue el objetivo de su vida
VÍDEO: Zapatero apoya a Ségolène, por el GRUPO RISA

El presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy, tras conocer los datos oficiales que le aupan como el sexto presidente de la V República, ha manifestado que ahora le corresponde dar a su país "lo que me ha dado mí". El líder liberal encara con orgullo y visión europeísta dirigir los destinos de "una gran nación" y, más allá de las divergencias, siendo "el presidente de todos". Una disposición demandada por Ségolène Royal. La socialista ha comparecido para instar al recién proclamado inquilino del Elíseo a que cumpla su misión a favor de "todos" los ciudadanos. Royal ha admitido que "el sufragio universal ha hablado", aunque ha pedido a sus seguidores que sigan movilizados porque "otras citas nos esperan". El PP ha felicitado al presidente electo a través de un vídeo en su página web. VEA AQUÍ EL ÁLBUM ACTUALIZADO DE LA NUEVA FRANCIA DE SARKOZY.Principales propuestas | Sarkozy consigue el objetivo de su vidaVÍDEO: Zapatero apoya a Ségolène, por el GRUPO RISA
L D (EFE) El presidente electo de Francia, Nicolas Sarkozy, manifestó que no traicionará ni mentirá a los ciudadanos y se comprometió a cumplir sus promesas en favor del poder adquisitivo, el empleo y la lucha contra el cambio climático.

Aclamado por unas 10.000 personas congregadas en la Plaza de la Concordia de París para festejar su victoria, Sarkozy dijo sentir la "inmensa responsabilidad" que tiene a partir de ahora, y aseguró que un eje de su actuación será "combatir la injusticia".

Sarkozy se dirigió a ese lugar emblemático en compañía de su esposa, Cecilia, después de haberse reunido unas dos horas con sus allegados y amigos en un hotel-restaurante de la cercana avenida de los Campos Elíseos.
 
La socialista Ségoléne Royal, por su parte, afirmó este domingo que desea al nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, que cumpla su misión en favor de "todos" los ciudadanos.
 
"El sufragio universal ha hablado", dijo Royal, minutos después de cerrarse los colegios electorales, ante un grupo de simpatizantes y, sin mencionar expresamente su derrota, declaró que se daba cuenta "de la decepción y la pena" entre los suyos por el resultado.

En sus discurso en la Casa de América Latina de París, Royal dio las gracias "desde el fondo del corazón" a todos que han votado por ella y prometió guardar "intacta la energía y la alegría" que le ha transmitido la gente durante estos últimos meses en mítines "vibrantes de fervor".
 
"He iniciado una renovación de la vida política", subrayó Royal, quien dijo a sus seguidores que pueden contar con ella "para profundizar en la renovación de la izquierda más allá de sus fronteras naturales".

Esa "esperanza" de cambio en la vida política francesa que "se ha levantado no decaerá", añadió Royal, sin perder la sonrisa. Pidió a sus seguidores que se mantengan movilizados "porque otras citas nos esperan" y se mostró convencida de que "lo que hemos empezado a dar a Francia dará sus frutos". "Juntos daremos esperanza", manifestó la candidata socialista.
 
Sarkozy, presidente electo de Francia
 
Los franceses han elegido un nuevo jefe de Estado, que será el vigésimo tercero de los últimos 159 años y el sexto de la V República, que es la que más poderes les otorga. Esas prerrogativas excepcionales están definidas en la Constitución francesa de 1958, a la que el general Charles de Gaulle imprimió su impronta. Muchos aspirantes a la máxima función del Estado francés criticaron los poderes que la V concede al "inquilino" del Palacio del Elíseo.

Pero, una vez en el cargo, ninguno de los cuatro sucesores de De Gaulle (1958-1969) cuestionó el papel preeminente de las funciones de presidente, que no tiene parangón con los poderes de que disponen la mayor parte de sus homólogos europeos. Salvo Georges Pompidou (1969-1974), todos los presidentes de la V República arremetieron, cuando eran candidatos al Elíseo, contra los poderes a los que luego se aferraron.

En las hemerotecas quedan la queja de François Mitterrand (1981-1995) contra el "golpe de Estado permanente" de De Gaulle, la crítica de Jacques Chirac (1995-2007) a la "deriva monárquica" de Mitterrand o el "ejercicio solitario del poder" que Valéry Giscard d'Estaing (1974-1981) atribuyó al mítico general. Sin embargo, una vez en el Elíseo, esos "peros" desaparecieron.

A la inversa que en la IV República, en la que el jefe de Estado era una figura honorífica, la V subordina el poder legislativo al ejecutivo y, dentro de éste, da primacía al presidente sobre el Gobierno. Así, el presidente es el garante de la Constitución, de la continuidad del Estado, de la integridad del territorio y de la independencia nacional, al tiempo que supervisa el respeto a los tratados firmados por Francia y nombra al primer ministro y al resto del Gabinete, así como a los embajadores.

El cargo lleva aparejadas otras prerrogativas, como la posibilidad de convocar referendos o disolver la Asamblea Nacional (cámara de diputados), con el consiguiente adelanto de elecciones. Desde 1958, se han convocado diez referendos, de ellos la mitad por De Gaulle, quien dimitió tras perder una consulta sobre la regionalización y la reforma del Senado, el 27 de abril de 1969. El último lo organizó Chirac y también lo perdió: fue el referéndum del 29 de mayo de 2005 sobre la Constitución europea, en que el "no" cosechó el 54,7 por ciento de los votos.

En cuanto a la Asamblea Nacional, ha sido disuelta cinco veces desde 1958, dos por De Gaulle, dos por Mitterrand y una por Chirac, en 1997, lo que supuso otro de sus fracasos más sonados, al perder la mayoría con la que contaba en el Parlamento y abrir la puerta a la cohabitación con el Gobierno de izquierdas de Lionel Jospin.

El presidente dispone también de "poderes excepcionales" definidos en el artículo 16 de la Constitución en caso de que las instituciones, la independencia de la nación, la integridad del territorio o la ejecución de los compromisos internacionales estén amenazados. Esta prerrogativa ha sido aplicada una única vez y lo hizo el general De Gaulle, de abril a septiembre de 1961, en el momento más difícil de la guerra de Argelia.

Aunque poco utilizados, esos poderes discrecionales y propios del jefe de Estado, entre los que se incluye el famoso maletín nuclear, no necesitan autorización de nadie para ser ejercidos. El estatuto penal del jefe del Estado tiene también un capitulo aparte, que ha sido retocado recientemente en la Constitución.

La reforma, prometida por Chirac, consagra la inmunidad del presidente de la República, pero instaura un procedimiento de destitución parlamentario en caso de falta a sus deberes "incompatible con el ejercicio de su mandato".

El cargo de presidente de la República francesa lleva aparejado otros títulos pintorescos heredados del Antiguo Régimen, como copríncipe de Andorra, canónigo de honor de San Juan de Letrán, protector de la Academia Francesa de la Lengua y Gran Maestro de las Ordenes Nacionales

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