L D (EFE) El texto concluye, aunque de momento sólo sobre el papel, las negociaciones inacabadas de Camp David y Taba, en el año 2001 y se presenta como complementaria a la "Hoja de ruta".
El documento, de 60 páginas, detalla los aspectos de una posible solución del conflicto palestino-israelí y supone importantes sacrificios para ambas partes como el desmantelamiento de la mayor parte de las colonias judías en los territorios ocupados o la división de Jerusalén. A su vez, reclama de los palestinos la renuncia al derecho al retorno de cientos de miles de refugiados expulsados de sus tierras y que tendrían que contentarse con una indemnización económica, algo que provoca la repulsa de organizaciones como HAMAS, pero también de organizaciones como los "palestinos de Israel", que igualmente tratan de recuperar las tierras confiscadas por Israel n 1948.
El plan propugna una demarcación territorial basada en las fronteras de 1967 con un pasillo que uniría Cisjordania y Gaza y que, pese a quedar bajo soberanía israelí, debería estar permanentemente abierto para permitir el desplazamiento de los palestinos entre ambas partes de su territorio nacional.
El documento, de 60 páginas, detalla los aspectos de una posible solución del conflicto palestino-israelí y supone importantes sacrificios para ambas partes como el desmantelamiento de la mayor parte de las colonias judías en los territorios ocupados o la división de Jerusalén. A su vez, reclama de los palestinos la renuncia al derecho al retorno de cientos de miles de refugiados expulsados de sus tierras y que tendrían que contentarse con una indemnización económica, algo que provoca la repulsa de organizaciones como HAMAS, pero también de organizaciones como los "palestinos de Israel", que igualmente tratan de recuperar las tierras confiscadas por Israel n 1948.
El plan propugna una demarcación territorial basada en las fronteras de 1967 con un pasillo que uniría Cisjordania y Gaza y que, pese a quedar bajo soberanía israelí, debería estar permanentemente abierto para permitir el desplazamiento de los palestinos entre ambas partes de su territorio nacional.
El mayor reproche que se hace desde distintos frentes a sus autores es que no representan ni al actual Gobierno de Ariel Sharón ni a la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Para otros, su mayor mérito es que la propuesta puede relanzar el debate, sobre bases concretas, entre palestinos e israelíes, dado que dado que los gobernantes de uno y otro lado se han mostrado incapaces de llegar a ningún sitio.
Mientras que los diferentes planes de paz publicados hasta ahora han demostrado ser más o menos maniobras de distracción que sólo han servido para perpetuar un conflicto cada vez más sangriento, este nuevo plan, aunque susceptible de perfeccionamiento en eventuales negociaciones oficiales, obliga a todos a posicionarse.
Mientras que los diferentes planes de paz publicados hasta ahora han demostrado ser más o menos maniobras de distracción que sólo han servido para perpetuar un conflicto cada vez más sangriento, este nuevo plan, aunque susceptible de perfeccionamiento en eventuales negociaciones oficiales, obliga a todos a posicionarse.
