Según publican el NY Times, y el Times, el terrorista suní Wisam Ali Khazim Ibrahim, de 57 años reconocido jefe policial del dictador Saddam Hussein, admitió haber pagado miles de dólares en sobornos para obtener las bombas que hicieron explosión en varios Ministerios iraquíes la semana pasada, dejando un centenar de muertos.
En su confesión acusó de complicidad a varios militares y policías iraquíes, asegurando que habían aceptado sustentosos sobornos para permitirle hacer explosión de varios coches bomba. Alegó que actuaba bajo las órdenes de "un hombre en Siria", que quería que los ataques "sacudieran la administración".
La confesión grabada en vídeo, fue transmitida por los canales de la televisión estatal, y según el NY Times parece ser parte de un esfuerzo de los funcionarios de seguridad para facilitar la indignación pública y el miedo.
Desde los atentados, las autoridades iraquíes han intercambiado acusaciones culpándose mutuamente, eludiendo la responsabilidad ante los errores internos que permitieron la masacre en la zona más protegida de la ciudad. Para librarse de responsabilidades, la autoridad iraquí trata insistentemente de culpar de los atentados a terroristas financiados por el extranjero.
No obstante, ninguna de las observaciones de Ali Khazim Ibrahim ha podido confirmarse, lo cual deja muchas preguntas acerca de los atentados. Ni siquiera identificó al terrorista suicida que conducía la camioneta que atentó contra el Ministerio de Finanzas.
El diario estadounidense interpreta esta videoconfesión como una estrategia para empeorar las relaciones entre Siria e Irak, según sus propias fuentes. El terrorista acusa a Siria de proporcionar un refugio para los exmiembros del gobierno de Saddam Hussein y de permitir que combatientes crucen impunemente la frontera.
El Ministro de Asuntos Exteriorers iraquí, Hoshyar Zebari, el sábado criticó duramente al gobierno y a las fuerzas de seguridad por los errores que permitieron los atentados, incluido el destinado a su ministerio. Llegó incluso a acusar a las fuerzas de seguridad de complicidad con los terroristas.
En el vídeo, el Sr. Ibrahim describe minuciosamente el atentado contra el Ministerio de Hacienda, asegurando que la bomba había sido preparado en Jalis, un pueblo de Diyala, al noreste de Bagdad, y llevada a Bagdad después de pagar 10.000 dólares de sobornos para asegurar el paso seguro.
"Tenemos una persona que conoce todos los puestos de control, y pidió 10.000 dólares", dijo Ibrahim. "Y se le dio como sobornos para pasar por los puestos de control en la carretera a Bagdad fuertemente custodiada".
