(Libertad Digital)
Sorprende la preocupación de Javier Madrazo por las víctimas del franquismo cuando convive con muchas otras que sufren en este momento el azote terrorista. El comunista que no paró de coquetear con Ibarretxe hasta conseguir una consejería usa ahora el dinero público que llega hasta su mesa para resarcir a quienes sufrieron la “represión” de la dictadura de Franco. En un folleto redactado en euskera y español, Madrazo relata una historia que pone los pelos de punta por su identidad con la situación actual en el País Vasco. Además, incluye una tabla de tarifas de indeminización y presume de ser quien ofrece las ayudas “más altas del Estado”, después de Andalucía, en este particular. Eso sí, el requisito es ser víctima vasca del franquismo.
El folleto publicado por Madrazo
La cantidad máxima que percibirán los que sufrieron entonces llega a los 9.600 euros (1.600.000 pesetas). A partir de ahí, empieza el baremo: 7.200 euros para recompensar “de seis a doce meses de privación de libertad” y 600 euros más por cada seis meses adicionales, exentos de tributación. Ortega Lara recibiría el máximo pero no cumple el requisito. Le secuestro y encarceló ETA, no Franco. Los cientos de españoles que han pasado por los zulos de la banda, las familias de los más de mil muertos y los otros tantos que han quedado inválidos, heridos de por vida y traumatizados, parece que tampoco cobrarán de Madrazo.
Dice el comunista vasco que “...ha llegado el momento de recompensar a quienes fueron víctimas de la represión y la reclusión en el periodo franquista”. Admite, dolido, que “somos conscientes de que jamás podremos devolver a esas personas todo aquello que nos ofrecieron; en muchos casos perdieron la vida...”. No se refiere a Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez, la fiscal Carmen Tagle, los jueces Lidón y Portero, Tomás y Valiente, Fernando Buesa, José Luis López de la Calle, Fernando Múgica, y así hasta más de mil, contando guardias civiles, militares, policías, y hombres, mujeres y niños que pasaban por allí cuando les estalló una bomba.
Sí cobrarán, en caso de que la víctima de Franco haya muerto, “sus cónyuges, parejas de hecho, o hijos e hijas que padezcan una minusvalía y perciban pensión de orfandad o pensión de invalidez no contributiva”.
Sigue el relato conciliador de Madrazo: “... en otros casos, sufrieron las consecuencias de una dictadura cruel que violó derechos humanos, imponiendo el terror sobre la población como vía para perpetuarse en el poder”. Pocas veces se ha explicado mejor –hace dos días lo hizo la socialista Rosa Díez– el día a día en el País Vasco y que Madrazo prefiere confundir con la dictadura de Franco.
En un episodio más del intento falaz de “recuperar la memoria histórica”, Madrazo, firmante de Estella mientras el resto de los españoles salía a la calle para llorar el asesinato de Blanco, dice que la iniciativa es una reacción ante “quienes pretenden hacernos olvidar el pasado”. Así que, termina Madrazo agradeciendo de corazón a quienes lucharon contra el fascismo y el totalitarismo a favor de la República.
La cantidad máxima que percibirán los que sufrieron entonces llega a los 9.600 euros (1.600.000 pesetas). A partir de ahí, empieza el baremo: 7.200 euros para recompensar “de seis a doce meses de privación de libertad” y 600 euros más por cada seis meses adicionales, exentos de tributación. Ortega Lara recibiría el máximo pero no cumple el requisito. Le secuestro y encarceló ETA, no Franco. Los cientos de españoles que han pasado por los zulos de la banda, las familias de los más de mil muertos y los otros tantos que han quedado inválidos, heridos de por vida y traumatizados, parece que tampoco cobrarán de Madrazo.
Dice el comunista vasco que “...ha llegado el momento de recompensar a quienes fueron víctimas de la represión y la reclusión en el periodo franquista”. Admite, dolido, que “somos conscientes de que jamás podremos devolver a esas personas todo aquello que nos ofrecieron; en muchos casos perdieron la vida...”. No se refiere a Miguel Ángel Blanco, Gregorio Ordóñez, la fiscal Carmen Tagle, los jueces Lidón y Portero, Tomás y Valiente, Fernando Buesa, José Luis López de la Calle, Fernando Múgica, y así hasta más de mil, contando guardias civiles, militares, policías, y hombres, mujeres y niños que pasaban por allí cuando les estalló una bomba.
Sí cobrarán, en caso de que la víctima de Franco haya muerto, “sus cónyuges, parejas de hecho, o hijos e hijas que padezcan una minusvalía y perciban pensión de orfandad o pensión de invalidez no contributiva”.
Sigue el relato conciliador de Madrazo: “... en otros casos, sufrieron las consecuencias de una dictadura cruel que violó derechos humanos, imponiendo el terror sobre la población como vía para perpetuarse en el poder”. Pocas veces se ha explicado mejor –hace dos días lo hizo la socialista Rosa Díez– el día a día en el País Vasco y que Madrazo prefiere confundir con la dictadura de Franco.
En un episodio más del intento falaz de “recuperar la memoria histórica”, Madrazo, firmante de Estella mientras el resto de los españoles salía a la calle para llorar el asesinato de Blanco, dice que la iniciativa es una reacción ante “quienes pretenden hacernos olvidar el pasado”. Así que, termina Madrazo agradeciendo de corazón a quienes lucharon contra el fascismo y el totalitarismo a favor de la República.