L D (EFE) En su sentencia, el tribunal condena también a Ormazabal, extraditado desde Francia en abril de 2002, a indemnizar a los herederos del fallecido con 180.303 euros, así como con 90.000 euros a un capitán del Ejército que resultó herido en el atentado y con otros 6.000 euros a un matrimonio al que alcanzó la explosión de uno de los artefactos utilizados en esta acción.
La Sala considera probado que, en diciembre de 1995, Ormazabal integraba el grupo "Andalucía" junto a Mikel Azurmendi Peñagaricano y Maite Pedrosa, ya condenados por estos hechos.
Los tres terroristas, que vivían en un piso de Sevilla que alquiló Ormazabal, "elaboraron la información necesaria acerca del recorrido que un microbús del Ejército de Tierra realizaba en Córdoba para llevar al personal militar al acuartelamiento del Cerro Muriano". Para realizar los seguimientos, los etarras se desplazaban de Sevilla a Córdoba en un autobús de línea o en el AVE y, una vez obtenida toda la información necesaria para perpetrar el atentado, los tres acordaron "la colocación de una serie de artefactos explosivos al paso del vehículo militar para causar la muerte de sus ocupantes".
Ormazabal y Azurmendi elaboraron para ello tres artefactos explosivos, dos de los cuales colocaron en dos vehículos que sustrajeron horas antes del atentado, el 20 de mayo de 1996, y el tercero lo introdujeron en un contenedor de basura que se encontraba en la Avenida de Carlos III de Córdoba, "por dónde circulaba habitualmente el vehículo militar contra el que habían decidido atentar".
El día fijado, mientras Azurmendi y Pedrosa regresaban a Sevilla, Ormazabal aguardó a que llegara el vehículo militar a recoger a los miembros del Ejército que esperaban en la zona en la que habían colocado los artefactos explosivos. A las 7.30 horas, cuando llegó el autobús militar con unos 20 ocupantes, Ormazabal "accionó el mando a distancia, lo que provocó la explosión del artefacto del contenedor, que causó la muerte al sargento Miguel Angel Ayllón e hirió al capitán Antonio Duque Lozano y al alférez Antonio Granados Bermejo", quienes esperaban la llegada del vehículo.
Sin embargo, los dos artefactos colocados en sendos turismos no llegaron a explosionar, "lo que evitó una catástrofe de dimensiones incalculables, pero que, a buen seguro, hubiera producido el resultado buscado de causar la muerte de los ocupantes del vehículo militar y de aquellas personas que estuvieran en el radio de acción de la onda expansiva". A consecuencia del atentado, también resultó herido un matrimonio que circulaba con su coche por el lugar de la explosión cuando ésta se produjo y un vehículo que se encontraba aparcado junto al contenedor en el que estalló la bomba sufrió numerosos daños.
La Sala considera probado que, en diciembre de 1995, Ormazabal integraba el grupo "Andalucía" junto a Mikel Azurmendi Peñagaricano y Maite Pedrosa, ya condenados por estos hechos.
Los tres terroristas, que vivían en un piso de Sevilla que alquiló Ormazabal, "elaboraron la información necesaria acerca del recorrido que un microbús del Ejército de Tierra realizaba en Córdoba para llevar al personal militar al acuartelamiento del Cerro Muriano". Para realizar los seguimientos, los etarras se desplazaban de Sevilla a Córdoba en un autobús de línea o en el AVE y, una vez obtenida toda la información necesaria para perpetrar el atentado, los tres acordaron "la colocación de una serie de artefactos explosivos al paso del vehículo militar para causar la muerte de sus ocupantes".
Ormazabal y Azurmendi elaboraron para ello tres artefactos explosivos, dos de los cuales colocaron en dos vehículos que sustrajeron horas antes del atentado, el 20 de mayo de 1996, y el tercero lo introdujeron en un contenedor de basura que se encontraba en la Avenida de Carlos III de Córdoba, "por dónde circulaba habitualmente el vehículo militar contra el que habían decidido atentar".
El día fijado, mientras Azurmendi y Pedrosa regresaban a Sevilla, Ormazabal aguardó a que llegara el vehículo militar a recoger a los miembros del Ejército que esperaban en la zona en la que habían colocado los artefactos explosivos. A las 7.30 horas, cuando llegó el autobús militar con unos 20 ocupantes, Ormazabal "accionó el mando a distancia, lo que provocó la explosión del artefacto del contenedor, que causó la muerte al sargento Miguel Angel Ayllón e hirió al capitán Antonio Duque Lozano y al alférez Antonio Granados Bermejo", quienes esperaban la llegada del vehículo.
Sin embargo, los dos artefactos colocados en sendos turismos no llegaron a explosionar, "lo que evitó una catástrofe de dimensiones incalculables, pero que, a buen seguro, hubiera producido el resultado buscado de causar la muerte de los ocupantes del vehículo militar y de aquellas personas que estuvieran en el radio de acción de la onda expansiva". A consecuencia del atentado, también resultó herido un matrimonio que circulaba con su coche por el lugar de la explosión cuando ésta se produjo y un vehículo que se encontraba aparcado junto al contenedor en el que estalló la bomba sufrió numerosos daños.