
L D (Agencias) Calleja, que declaró este martes ante la Comisión del 11-M, dijo que la convivencia en prisión de terroristas islámicos y etarras podría desembocar en el establecimiento de contactos entre los grupos en que militan, si bien añadió que no tiene constancia de que se hayan producido.
"Si han coincidido (etarras) con activistas islámicos, pudiera ocurrir que intentaran hacer algo", manifestó; y añadió: "Las prisiones pudieran ser un lugar donde iniciar esos contactos, pero yo no tengo datos".
Calleja sostiene que el único personaje relacionado con el 11-M al que la UDYCO siguió e intervino el teléfono fue el confidente de la Guardia Civil Rafá Zouhier, que se encuentra encarcelado desde el 24 de marzo por colaboración con banda armada (aunque podría imputársele un segundo delito: tenencia ilícita de armas). Fue en el curso de una operación abierta el 12 de diciembre de 2003 contra una red de narcotráfico comandada por un sujeto de nacionalidad marroquí identificado como Lofti.
Según la investigación policial, a finales de febrero o principios de marzo Lofti mantuvo una conversación con Zouhier en la que éste se le ofreció para distribuir droga y encargarse de cobros "difíciles".
La UDYCO centró entonces su atención sobre Zouhier, del que, al decir de Calleja, se desconocía su relación, como confidente, con la Guardia Civil. Así, el 12 de marzo, un día después de los atentados, se solicitó la intervención de su número de teléfono, que fue autorizada por el juez; entro en efecto el día 15.
A las 23.13 horas del 17 de marzo Zouhier conversó telefónicamente con un tal Víctor, posteriormente identificado como su controlador en el Instituto Armado. En ella, según Calleja, el confidente demostraba tener información sobre los atentados; concretamente, sobre la implicación en los mismos de Jamal Ahmidam, El Chino o Mowgli.
El responsable de la UDYCO dio cuenta del contenido de la conversación a sus superiores el día 18; un día más tarde se procedió a la detención de Zouhier.
Calleja hizo alusión también a la interceptación, en febrero, de una charla "sin sentido" entre un colaborador de la red de narcotráfico y El Chino. En ella, según su relato, se mencionaba Leganés, así como a otros de los implicados en el 11-M; por ejemplo, Asri Rifaat, uno de los siete terroristas que se suicidaron en abril en la mencionada localidad madrileña.
Durante su comparecencia ante la Comisión Calleja negó que Zohuier, El Chino y Otman el Gnaoui (también implicado en la matanza) hablaran de atentados en las conversaciones que les fueron intervenidas. "Si hubiésemos interpretado de esas conversaciones que podía existir tráfico de armas o explosivos, habríamos actuado con inmediatez", afirmó.
El juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, instructor del sumario relacionado con el 11-M, ha establecido en distintas resoluciones que El Gnaoui y El Chino mantuvieron varias conversaciones (grabadas por la UDYCO) en febrero de 2004, y que en algunas de ellas se hacían referencias a una "furgoneta" y a un viaje que algunos implicados en la matanza terrorista debían realizar a Burgos en esas fechas.
