El hallazgo de este "agujero" de pequeñas dimensiones -más pequeño que los zulos habituales donde ETA suele ocultar explosivos- se ha producido en el departamento 34, en Montaud, después de que un cazador avisara a las fuerzas de seguridad.
En el escondite, tapado con una piedra, se encontraban las placas de matriculas, que, según las mismas fuentes, estaban muy deterioradas.
Algunas de ellas tenían una inscripción en el reverso en euskera, que al parecer podrían tener que ver con el modelo del coche en el que debían estar colocadas.
