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Los Enigmas del 11-M: Avísame

Comentábamos en el capítulo anterior que los informes policiales enviados al juez Del Olmo omitieron la información acerca de una de las tarjetas y uno de los teléfonos activados en Morata de Tajuña el día anterior a los atentados. Y decíamos que puede que la razón fuera que esa tarjeta seguía activa cinco días después de la masacre, como lo demuestra el hecho de que el 16 de marzo recibiera un SMS desde el número 654223300, correspondiente a un centro servidor de mensajes de Amena. Como vamos a ver en este capítulo, ese mensaje recibido el 16 de marzo por aquella tarjeta de Morata (cuyo número era el 652285765) tiene mucha más importancia de la que parece.

Comentábamos en el capítulo anterior que los informes policiales enviados al juez Del Olmo omitieron la información acerca de una de las tarjetas y uno de los teléfonos activados en Morata de Tajuña el día anterior a los atentados. Y decíamos que puede que la razón fuera que esa tarjeta seguía activa cinco días después de la masacre, como lo demuestra el hecho de que el 16 de marzo recibiera un SMS desde el número 654223300, correspondiente a un centro servidor de mensajes de Amena. Como vamos a ver en este capítulo, ese mensaje recibido el 16 de marzo por aquella tarjeta de Morata (cuyo número era el 652285765) tiene mucha más importancia de la que parece.
L D (Luis del Pino) Antes, veamos algunas otras cosas que pasaron aquel 16 de marzo:
 
El súbito vuelco de las investigaciones
 
Inicialmente, las investigaciones sobre el 11-M se centraron, como ya sabemos, en la tarjeta telefónica y el teléfono encontrados en la mochila de Vallecas. Al investigar la ruta de comercialización de ambos elementos, la Policía detuvo el 13-M, el día anterior a las elecciones, a cinco personas: dos hindúes (que supuestamente habían vendido el teléfono a los terroristas) y tres marroquíes (que supuestamente habían vendido la tarjeta).
 
Sin embargo, pasadas las elecciones generales, esas investigaciones terminarían orientándose en una dirección completamente distinta, que nada tenía que ver con las cinco detenciones efectuadas en plena jornada de reflexión.
 
Es a partir del día 16 de marzo cuando la versión oficial comienza a decantarse hacia la trama articulada en torno a los muertos de Leganés y hacia la trama de tráfico de explosivos radicada en Asturias.
 
Concretamente, a partir del día 17 se procede a la detención de Emilio Suárez Trashorras, de Rafá Zouhier y de otros personajes secundarios, la mayoría de los cuales no llegaría ni siquiera a sentarse en el banquillo. En los días posteriores, y hasta el 3 de abril, el cerco se va estrechando sobre ese grupo formado por El Chino, El Tunecino, los dos hermanos Oulad Akcha, Abdenabi Kounjaa y Anouar Asrih Rifaat cuyos cuerpos aparecerían el 3 de abril tras la explosión del piso de la C/ Carmen Martín Gaite.
 
Curiosamente, no existe ningún enlace entre los detenidos con anterioridad a las elecciones y la trama a la que luego se responsabilizaría de los atentados. No existen llamadas cruzadas, no hay indicios de la presencia de ninguno de los cinco detenidos del 13-M en ninguno de los escenarios de la trama... Pero entonces, ¿cómo se dio el salto en las investigaciones entre una trama y otra?
 
Nadie ha explicado nunca con claridad cómo se llegó a esa trama asturiana ni a esa trama de delincuentes marroquíes sobre las que terminaría volcándose la responsabilidad del atentado. Tan sólo tenemos retazos, extraídos de las declaraciones de diversos responsables policiales ante la Comisión de Investigación del 11-M, ante el juez Del Olmo y ante el tribunal presidido por el juez Gómez Bermúdez.
 
La versión de Parrilla
 
Es una de esas declaraciones efectuadas ante el tribunal reunido en la Casa de Campo la que mejor permite ver cómo el vuelco en las investigaciones se produce, probablemente, el propio día 16 de marzo. Nos referimos a la declaración del inspector Jesús Parrilla y, en especial, a sus respuestas durante el interrogatorio efectuado por la fiscal Olga Sánchez.
 
Según dicho inspector, el 16 de marzo por la mañana le llamaron al despacho de su Jefe de Sección y le mostraron una nota informativa de la Jefatura del Tedax en la que decía que, "según fuentes dignas de todo crédito", los detonadores utilizados en las explosiones del 11-M habían salido de unas explotaciones mineras que la empresa Caolines de Merillés tenía en la zona cercana a Cangas de Narcea. En consecuencia, sus jefes le ordenaron a Parrilla que se desplazara, junto con otros investigadores, a Oviedo, para hacer allí averiguaciones, cosa que hizo aquella misma mañana.
 
Parece claro, por tanto, cuál es el hilo que condujo a Asturias: según la Jefatura del Tedax, los detonadores habían salido de allí. Y es por eso por lo que mandan a Parrilla a Oviedo.
 
Sin embargo, esa misma tarde-noche, Parrilla recibe dos llamadas indicándole que hay una tarjeta telefónica (la 665040605) que guarda algún tipo de relación con la de la mochila de Vallecas y que tiene contactos con dos cabinas telefónicas y una tarjeta prepago de Avilés.
 
Concretamente, Parrilla declara en el juicio que primero le llamó, para darle esos datos, un inspector de su sección desde las oficinas de Amena y que una hora después le llamó otra inspectora, que también estaba con el otro compañero "en los locales de Amena".
 
A partir de ese momento, la historia (proporcionada por los Tedax) de que los detonadores procedían de Asturias va diluyéndose en el sumario hasta prácticamente desaparecer, mientras que la pista que pasa a primar (proporcionada inicialmente por dos inspectores que estaban trabajando en los locales de Amena) es la de que hay una serie de contactos telefónicos que relacionan unas tarjetas con otras y que conducen a Avilés.
 
¿Qué pasó ese 16 de marzo para que la investigación que lleva a Asturias pasara de basarse en una cosa, a basarse en otra totalmente distinta? ¿Había, tal vez, dos sectores de la Policía compitiendo por construir distintas alternativas de esa versión oficial que todavía estaba en estado embrionario?
 
Avísame
 
Para ver qué pudo suceder ese 16 de marzo, volvamos a nuestra tarjeta misteriosa de Morata, la que recibió un SMS desde el servidor de mensajes de Amena 654223300 a las 15:28 de aquel 16 de marzo.
 
Según los propios informes policiales, el número 654223300 corresponde, en efecto, a un centro servidor de mensajes de Amena, pero no a un centro cualquiera, sino al del servicio Avísame que esa compañía telefónica proporciona a sus usuarios.
 
"Avísame" es un servicio de alertas que Amena puso en marcha el 16 de mayo de 2003. Esto es, concretamente, lo que decía la nota de prensa con la que Amena anunciaba el lanzamiento del servicio:
 
Amena, del Grupo Auna, ha lanzado "Avísame", el primer servicio europeo automático de alertas inteligentes basadas en la localización del usuario y en su ruta habitual. Este servicio de suscripción permite recibir, de forma totalmente automática a través de SMS o mensajes multimedia MMS, información de las incidencias de tráfico en la ruta habitual del usuario o avisos cuando el nivel del polen supere determinados valores en la zona a la que se dirija.
 
Para activar el servicio sobre incidencias de tráfico, el usuario sólo debe enviar el mensaje de texto: TRA al 2230.
 
Para activar el servicio de alertas de polen debe enviar: P al 2230. Ejemplo: P OLIVO al 2230 o P GRAMINEAS al 2230.
 
El usuario también puede activar estos servicios a través de la página web de "Avísame" en www.amena.com.
 
En definitiva, se trata de un servicio inteligente, mediante el cual el sistema, que sabe en todo momento en qué celda de la red se encuentra cada teléfono, envía al usuario la información de tráfico o de niveles de polen relativa a la zona por la que el usuario se está desplazando en ese instante.
 
Observe el lector que había dos formas de abonarse al servicio: o bien enviar un mensaje al 2230, o bien abonarse a través de la propia página web de www.amena.com. En los listados de llamadas de esa tarjeta misteriosa de Morata no consta ningún mensaje enviado al 2230, ni antes ni después del 11-M, así que la única posibilidad es que el usuario de esa tarjeta se abonara a través de la web.
 
Sin embargo, en el sumario consta una serie de datos que permiten poner en cuestión que fuera el usuario de esa tarjeta quien activara aquel servicio.
 
Los otros abonados

Porque a mediodía del 16 de marzo, el servicio Avísame de Amena no sólo envío ese mensaje al teléfono misterioso de Morata, sino que en realidad se produjo una auténtica, y muy curiosa, epidemia de mensajes. Concretamente, entre las 15:10 y las 15:33 se enviaron un total de 13 mensajes SMS a un total de 10 teléfonos distintos, todos ellos aparentemente relacionados con la trama del 11-M. Concretamente, los mensajes que se enviaron fueron los siguientes:

15:10:21
653026006
Rachid Oulad Akcha
15:10:35
653026053
Jamal Ahmidan
15:11:53
652284025
Jamal Ahmidan
15:12:09
653029577
Rachid Oulad Akcha
15:12:26
651477575
Mohamed Oulad Akcha
15:25:10
675397663
Emilio Suárez Trashorras
15:25:36
653029577
Rachid Oulad Akcha
15:27:48
653026955
Francisco José M. D.
15:28:08
652286979
Jamal Ahmidan
15:28:47
652285765
Tarjeta misteriosa de Morata
15:29:04
665393235
Abdenabi Kounjaa
15:33:07
653026955
Francisco José M. D.

Es decir, en apenas 23 minutos de aquel mediodía del 16 de marzo, cuatro de los futuros "suicidas" de Leganés recibieron un mensaje de Avísame. Como también lo recibieron la tarjeta misteriosa de Morata, Emilio Suárez Trashorras y un español llamado Francisco José M. D., del que luego hablaremos.

En los listados de llamadas correspondientes a todos esos números telefónicos no consta ningún mensaje anterior del servicio Avísame, ni antes ni después del 11-M. ¿Qué sucedió entonces? ¿Es que los cuatro presuntos suicidas de Leganés y Emilio Suárez Trashorras se volvieron de repente alérgicos al polen aquel 16 de marzo, o decidieron simultáneamente que estaban muy preocupados por los atascos de tráfico?
 
Pero, además, es que desde ninguno de esos teléfonos se llamó nunca al 2230 para suscribirse al servicio Avísame, así que las únicas alternativas son que se suscribieran a través de la web o que alguien les suscribiera desde el propio sistema de Amena.
 
El español que pasaba por ahí
 
La respuesta nos la da, precisamente, ese español de nombre Francisco José M. D. que aparece en el listado. ¿Quién es esa persona? Pues se trata de un militante del partido Unificación Comunista de España, un curioso partido de extrema izquierda con ideología españolista que en cierta ocasión saltó a los medios porque una de sus militantes fue agredida por batasunos mientras repartía propaganda en Bilbao.
 
¿Qué pinta ese tal Francisco José M. D. en esa secuencia de llamadas a los presuntos suicidas de Leganés y a Emilio Suárez Trashorras? Pues aparentemente nada, pero da la casualidad de que Francisco José M. D. había comprado en el locutorio de Jamal Zougham una tarjeta telefónica del mismo lote que otras que aparecen en ese listado. Y da la casualidad de que esa tarjeta de Francisco José M. D. estuvo en Alcalá de Henares y en zonas cercanas a Morata de Tajuña en los días previos al 11-M.
 
La presencia de esa tarjeta de Francisco José M. D. en esa secuencia de mensajes del servicio Avísame nos permite descartar que fuera nadie relacionado con la trama del 11-M quien activara el servicio de mensajes para esas diez tarjetas. Si hubiera sido alguien relacionado con la trama, entonces no se habría producido el error de incluir también a Francisco José M. D. en los envíos.
 
La única alternativa posible parece ser que alguien con acceso a las claves de las distintas tarjetas activara el servicio de todas ellas directamente en el sistema de Amena. Alguien que, al ver que la tarjeta de Francisco José M. D. pertenecía al mismo lote que algunas de las otras, y que se había estado moviendo por zonas cercanas a ciertos escenarios de los hechos, creyó erróneamente que estaba relacionada con las demás y la incluyó en el mismo paquete.
 
¿Para qué esos mensajes?
 
¿Y para qué querían enviar esa serie de mensajes a esas tarjetas? ¿Quién estaba "marcando" esos teléfonos y por qué? Pues no lo sabemos a ciencia cierta, pero desde luego parece una buena manera de intentar "demostrar" que existía una vinculación entre unas tarjetas y otras. Es decir, parece una buena forma de construir una trama de relaciones entre tarjetas que permitiera engarzar los distintos elementos que posteriormente compondrían la versión oficial.
 
Y lo curioso es, precisamente, que esa secuencia de mensajes tiene lugar a mediodía de aquel 16 de marzo en que, de repente, las investigaciones dan un vuelco, pasando a ser sustituida la pista de los detonadores por la trama telefónica en el breve lapso de unas horas, las que median entre la salida del inspector Parrilla hacia Asturias en la mañana del 16 y las llamadas de sus compañeros que estaban "en los locales de Amena", en la tarde-noche de aquel mismo día. Como también resulta curioso que el teléfono de Emilio Suárez Trashorras ya resultara marcado el día 16, un día antes de su primera declaración ante la Policía.
 
Igual que resulta bastante significativa la secuencia de mensajes posteriores del servicio Avísame que varios otros teléfonos relacionados con la trama del 11-M irían recibiendo en los días posteriores, antes de la explosión del piso de Leganés:
 
675397663
17/03/2004
11:00:47
Emilio Suárez Trashorras
665040605
20/03/2004
19:29:25
Jamal Ahmidan
651477575
20/03/2004
19:29:38
Mohamed Oulad Akcha
635243590
23/03/2004
14:03:09
El Tunecino
655362411
23/03/2004
17:45:49
Faisal Allouch
635243590
26/03/2004
10:46:51
El Tunecino
665393235
26/03/2004
19:12:04
Abdenabi Kounjaa
665040501
27/03/2004
15:55:06
Jamal Ahmidan
635243590
27/03/2004
16:04:10
El Tunecino
 
Una semana después de ese 16 de marzo en que la trama telefónica comienza a tomar cuerpo, El Tunecino se añade a la lista de futuros "suicidas" aquejados por una súbita alergia al polen, que les lleva a suscribirse al servicio Avísame de Amena. Curiosamente, los que nunca llegarían a aparecer en esos mensajes SMS (que cesaron completamente el 27 de marzo) son Allekema Lamari y Anouar Asrih Rifaat, al menos con los datos que obran en el sumario.

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