
LD (EFE) En una rueda de prensa, el fiscal de la República francesa, Jean-Claude Marin, ha informado que los cuatro etarras detenidos el pasado sábado en Cahors podrían ser condenados a cadena perpetua porque serán imputados del delito de secuestro con el agravante de terrorismo y banda organizada. Además, se les responsabiliza de los delitos de fabricación y destrucción de sustancias explosivas y receptación de una serie de cuatro robos cometidos a mano armada en este país.
Marin indicó que entre los ochocientos elementos incautados, entre los que había una bomba-lapa lista para ser usada, los investigadores han encontrado pruebas "tangibles" para imputar a los detenidos cargos de receptación de cuatro robos perpetrados por ETA a mano armada en Francia. Se trata de dos pistolas de las 350 robadas en Vauvert, polvo de aluminio sustraído en Normandía, material de alpinismo que se llevaron de Alsacia y placas de matricula para vehículos, precisó.
Fue precisamente la denuncia presentada el 27 de agosto por el matrimonio español secuestrado tres días antes por un grupo de terroristas de ETA en Las Landas (suroeste) lo que posibilitó la detención de los acusados el pasado 1 de septiembre, precisó. Se trata de Luis Ignacio Iruretagoyena, experto en explosivos; Oian Barandalla, Ander Múgica Andonegi y Alaitz Aramendi Jaunarena.
Acompañado del subdirector de la Dirección Antiterrorista de la Policía Judicial, Frédéric Veaux, el fiscal confirmó que la furgoneta que ETA le robó a la familia y que la banda explosionó en Castellón, porque pensaba que había sido interceptada por la Policía, iba destinada a cometer "un atentado importante", pero aseguró que se desconoce el objetivo. También subrayó la importancia de la reciente operación policial en Cahors.
El fiscal recordó, por su parte, que se trata del segundo secuestro de ciudadanos españoles que ETA lleva a cabo en Francia para robarles sus vehículos y convertirlos en coches-bomba. El anterior se remonta a finales de 2006, se produjo en los Pirineos franceses y la furgoneta de la víctima sirvió para atentar contra el aeropuerto de Madrid-Barajas el 30 de diciembre pasado, lo que supuso la ruptura de la tregua decretada por los terroristas.
Por su parte, Veaux destacó el carácter "odioso" del secuestro también del hijo del matrimonio, un niño de cinco años que permaneció los tres días del cautiverio viendo a sus padres atados y con los ojos vendados, lo cual muestra la "deshumanización" de la banda. Confirmó, además, que la casa de Cahors fue alquilada en marzo pasado por un individuo que se hizo pasar por empleado del fabricante de neumáticos francés Michelin.
