L D (EFE)
Sobre las 9:30 hora local (7:30 en España), el aparato, un boeing 707, despegó de la base que EEUU tiene instalada en el antiguo aeropuerto internacional de Bagdad, tras un cambio en los planes previstos y anunciados el miércoles por la embajada de España en Irak. En el avión, que llegó procedente de Basora, viajaban el subsecretario de Estado para la Defensa, Fernando Díez Moreno, el almirante Miguel Beltrán, además de un hijo y un yerno del militar español fallecido. Se espera que los restos mortales de Martín Oar lleguen a la base española de Rota sobre las cinco de la tarde, aunque la hora de aterrizaje depende del tiempo que dure la escala técnica que el 707 hará en Damasco.
Poco a poco se van conociendo los detalles del inesperado deceso del capitán de navío, a quien un compañero vio lúcido y hablando pocos minutos después de que se derrumbara sobre su cabeza la parte de la sede de la ONU afectada directamente por la explosión. Según la versión del ingeniero de caminos Ricardo López Oribe, que salió ileso del atentado, el militar español solo tenía una herida grave en un brazo, en el que el mismo le hizo un torniquete para que no se desangrase. Después debió ser subido a una ambulancia iraquí, momento en el que se le pierde la pista.
Lo único que se sabe es que murió a consecuencia de un traumatismo cráneo-encefálico grave, pero no se sabe a qué hora ni cómo, ni en que hospital fue internado. El embajador Benzo y varias otras personas pasaron la noche de hospital en hospital en su busca hasta que el la mañana del miércoles el teniente general Feliú reconoció el cadáver ya en la morgue. Algunas versiones no confirmadas apuntan a que el militar español murió a las pocas horas, y que el mismo martes ya ingresó cadáver en el aeropuerto de Bagdad.
Poco a poco se van conociendo los detalles del inesperado deceso del capitán de navío, a quien un compañero vio lúcido y hablando pocos minutos después de que se derrumbara sobre su cabeza la parte de la sede de la ONU afectada directamente por la explosión. Según la versión del ingeniero de caminos Ricardo López Oribe, que salió ileso del atentado, el militar español solo tenía una herida grave en un brazo, en el que el mismo le hizo un torniquete para que no se desangrase. Después debió ser subido a una ambulancia iraquí, momento en el que se le pierde la pista.
Lo único que se sabe es que murió a consecuencia de un traumatismo cráneo-encefálico grave, pero no se sabe a qué hora ni cómo, ni en que hospital fue internado. El embajador Benzo y varias otras personas pasaron la noche de hospital en hospital en su busca hasta que el la mañana del miércoles el teniente general Feliú reconoció el cadáver ya en la morgue. Algunas versiones no confirmadas apuntan a que el militar español murió a las pocas horas, y que el mismo martes ya ingresó cadáver en el aeropuerto de Bagdad.