
(Libertad Digital) Mario Gascón escapó de España a finales de 2004 tras ser amenazado por miembros de la propia UCO. Hace unos meses confesó que tres agentes fueron a buscarle para charlar y le llevaron a una pizzería donde recibió las amenazas. Gascón les dijo aquella vez que el tema de los explosivos ya se sabía, lo que generó que el capitán Paco se alterara y sacara la pistola: "Me la puso en el pecho y me dijo: 'Tú eres un maricón y lo que tienes que hacer es callarte, y esto déjalo que ya es cosa nuestra'".
Ahora ha vuelto a ser contactado por el diario El Mundo. Esta vez revela que la propia UCO intentó colocar los explosivos del 11-M en el mercado para ubicar a grupos de traficantes y compradores e intentar una operación que hubiera dado un importante golpe. De hecho, Gascón ofreció los explosivos a grupos de búlgaros, colombianos y rumanos que trabajaban en servicios de portería y seguridad en discotecas. Son estos mismos explosivos los que habrían llegado, según la sentencia del 11-M, a manos de "El Chino" para atentar contra los trenes.
Gascón cuenta cómo contactó a Rafá Zouhier con el alférez Víctor para intentar su colaboración, algo que finalmente logró ya que "podía ayudarnos a descubrir esa banda" de traficantes. De hecho, Zouhier apunta en ese momento que dentro de la prisión de Villabona le habían 150 kilos de explosivos y que la persona que lo había hecho era Antonio Toro, el mismo que fue absuelto por el tribunal del 11-M. De hecho Zouhier informó que de Toro volvió a hacerle el ofrecimiento cuando ambos ya estaban fuera de la cárcel, algo que sirvió para que la UCO entrara a trabajar intentando colocar explosivos. Fue entonces cuando el marroquí señaló a Suárez Trashorras como otro de los que querían vender dinamita. Según lo relatado a El Mundo, Gascón cree que Toro trabajaba para algún servicio de las Fuerzas de Seguridad, lo que a su juicio probaría que los explosivos del 11-M estuvieron "en manos de confidentes policiales".
