L D (Agencias) Durante la vista oral, la acusada se conformó con la petición de pena de la Fiscalía, que consistió en 2 años y 8 meses de prisión y multa de 9 meses con cuota diaria de 6 euros (unos 1.620 euros) por colaboración con banda armada con la atenuante muy cualificada de parentesco. Se trata de una sustancial rebaja, ya que en sus calificaciones provisionales, la fiscal solicitaba 22 años de cárcel por colaboración, depósito de armas de guerra y tenencia de explosivos.
Además, su defensa, ejercida por la letrada Jone Goiricelaia y una abogada alemana, presentó una serie de documentos en los que se acreditaba que la petición fiscal de pena había sido ya cumplida por la acusada, que fue extraditada a España el 10 de enero de 2003. La fiscal Rodríguez adelantó que no tenía intención de solicitar la prórroga de su prisión preventiva, que vence el próximo mes de enero, al entender que Kanze había cumplido prácticamente la condena que en su opinión merece.
La fiscal Blanca Rodríguez explicó en su informe de conclusiones que Grabrielle Emile Kanze había alquilado el piso de la calle Aragón de Barcelona, utilizado por el grupo, a petición del ya condenado Benjamín Ramos Vega, con el que convivía en otro domicilio. Según la fiscal, Kanze actuó así por la relación de afectividad que mantenía con Ramos y que culminó en matrimonio. Por otra parte, no consta que la acusada supiera de la existencia de los explosivos y armas que el grupo guardaba en el piso de la calle Padilla, alquilado por el propio Benjamín Ramos.
Según la agencia EFE, Kanze, además de delito de colaboración, estaba acusada del de depósito de armas de guerra y tenencia de explosivos, pero, según Blanca Rodríguez, "no consta que hubiera tenido conocimiento de la existencia de armas y explosivos" que fueron encontrados en otro de los pisos del grupo en la calle de Padilla y que fue alquilado por su ahora esposo. Por ello, esta acusación fue retirada.
La fiscal argumentó que existe suficiente prueba para condenar a Kanze por colaboración con banda armada, pero también de que su actuación se debió a la relación sentimental que mantenía con el ya condenado. La propia acusada admitió ante el tribunal que había alquilado el piso que le pidió Benjamín Ramos para que se alojaran conocidos de éste, pero negó haber pertenecido a ETA o saber de la banda terrorista algo más de lo recogido en medios de comunicación.
