La agenda de este día, trece y miércoles, tenía dos extraordinarias previsiones: IPC de agosto, y combate dialéctico Aznar-Zapatero. ¿Defraudaron al respetable los dos espectáculos?
El IPC no defraudó las expectativas. Ha sido tan malo como se había previsto. Malo malísimo agosto, como malo malísimo fue julio. Entre las seis décimas del mes pasado y las cuatro de este mes, un punto a sumar: la mitad de lo previsto para todo el año. Una ruina, un horror, un agujero negro...
En cuanto al gran combate, no cabe tanta expectación en apenas cinco minutos interrumpidos media docena de veces por la llamada al orden de la presidenta Rudi. Todos los parlamentarios iban decididos a ganar el round, de manera que nos quedamos sin ver el fondo de la cuestión en ninguno de los dos contendientes: Ni Aznar ni Zapatero nos brindaron sus respectivas fórmulas para aliviar las elevaciones de los precios de los carburantes. Serán fórmulas secretas, y que, en todo caso, requieren más tiempo de explicación...
Apenas quedaron en el ambiente un parte de eslóganes: Señor Aznar, no toman ustedes medidas, están inmovilizados y no resuelven nada, dijo mister Zeta. Y mister A nos garantizó otros cuantos años de prosperidad para España, pese a los jefes y sus precios... Y sus restantes señorías se desfogaron a gusto. ¿Qué más se puede pedir a una sesión así de fugaz como inútil?
De la A a la Zeta
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