Lo de Gescartera es un fabuloso panal de rica miel. A él están llegando las cien mil moscas de la parábola. No van a tratar de recuperar los muchos millones que ya se encargó de situar en lugar seguro el pillo de Camacho. Los cien mil investigadores que están cayendo sobre el asunto tienen que lograr sus respectivas cosechas. La oposición, hallando la connivencia y colaboración del Gobierno, si la hubiere. La Agencia Tributaria y sus inspectores buscan saber quién aportó dinero negro al tal Camacho de los cien Armanis y quién se olvidó de pagar los debidos tributos al Fisco o los pretendía evitar “por la vía de Camacho”. La comisión del Congreso tiene que demostrar que es algo más que un “show”, probablemente costoso para el Tesoro Público pero irrelevante en resultados prácticos. El fiscal Anticorrupción ya nos ha demostrado que va un poco más allá, o mucho más, de lo que parecía proponerse la juez Palacios, y ésta no puede permitir quedarse superada por el audaz Villarejo.
De aquí a fin de año, por lo menos, tenemos espectáculo garantizado en media docena de escenarios distintos. A ver quién proporciona menor “número”.
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