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Alberto Míguez

La desunión árabe

La Liga Ärabe está reunida en El Cairo para repetir la vieja ceremonia de la desunión. Es una costumbre, una maldición, un protocolo sadomasoquista que suele reproducirse cuando, por ejemplo, Israel saca las uñas o Estados Unidos descarga un mandoble.

En El Cairo están individuos tan recomendables como Saddam Hussein, los emires del petróleo, los reyezuelos corruptos del Golfo, Gadafi, el joven Assad de Siria y los no menos jóvenes monarcas de Jordania y Marruecos. Pocas asambleas tan coloristas y más..inútiles.

Todos estos caballeros (las damas están excluidas) intentan poner en la picota o sentar en el banquillo a Israel. Todos contra el Estado judío, podía ser el slogan. Esfuerzo baldío porque nada más abrirse tan docta asamblea han empezado a tirarse los trastos a la cabeza y a prometer dinero.

Pero los trastos que se arrojan estos devotos musulmanes son de cartón piedra y el dinero que prometen es como el del “monopoly”: virtual. Hay ciertos gestos que a fuerza de ser repetidos terminan por ser ridículos. La reunión de El Cairo servirá apenas para poner de manifiesto lo que todo el mundo sabe: los árabes cuando se juntan andan a la greña y cuando no están reunidos, se descalifican, insultan, invaden o agraden. Así ha sido en los últimos cien años y así parece ser en los próximos. Con estos enemigos, Israel puede estar tranquilo.