El Real Madrid pretende convertir a Vicente del Bosque en el "Fergusson merengue", un entrenador que se adhiera al banquillo del Santiago Bernabéu como el "sir" hizo con el del Manchester United. Esa idea entra en contradicción con el interés que tiene Valdano en incorporar el año que viene a Héctor Cúper, aunque habrá que esperar hasta el final de la temporada. En cualquiera de los casos, siga o le echen a la calle, o le devuelvan a la oficina, lo que sí se puede afirmar sin temor a la equivocación es que Vicente ha triunfado.
Ha sido el éxito de un hombre tranquilo que no practica el "salto de la rana" en la banda para que al día siguiente le saquen en la tele; ha sido (sigue siendo) la reválida para ese vecino con bigote y cara que firmaría El Greco a quien vemos por la mañana comprando el pan, o leyendo el periódico en el parque por la tarde mientras pasea al perrito que se llamará "Champions" y será blanco.
La permanencia -un año después- de Del Bosque en el potro de torturas es un gol a la pose, a la estridencia, a tanto "clown" como pasea por esos campos de España. El jueves el entrenador del Madrid hablaba en la Cadena Cope, y el viernes cumplía un año desde que tuvo que sustituir a John Toshack, golfista galés con la rara habilidad de encontrar comparaciones odiosas ("es más fácil ver a un cerdo volando a que yo rectifique"). El jueves nos decía que él también se emociona. Creo en lo que dijo, pero disimula muy bien: con las dos asas de la octava Copa de Europa bien sujetas, Del Bosque parecía recién salido de un entierro de tercera.
Vicente saneó un vestuario enfermo de egolatría, roto físicamente y moralmente desquiciado. Consciente del "stars sistems", él (como Woody Allen) se limitó a decir eso de "¡luces, cámara, acción!"... En el más puro "estilo Molowny" ("usted, Santillana, a meter goles) les dejó claro a los futbolistas que eran ellos, sólo ellos, quienes tenían la responsabilidad de reflotar al equipo. Alfonso Guerra afirma que él no es "guerrista", pero nadie puede dudar que Vicente es "delbosquiano". Una de sus frases resume la filosofía de este tranxilium deportivo: "Todavía llevo las botas de Corral (segundo entrenador con Toshack). Me venían bien y los del material me las dejaron"; que le aguanten -por el bien del Madrid-, y que le compren unas botas nuevas por Navidad; el presupuesto no se resentirá por ello, don Florentino.

Las botas de Corral
En Deportes
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal