El viernes por la noche en "El Tirachinas" pude hablar con Jorge Valdano. Se han cumplido sus cien primeros días como director deportivo del Real Madrid y es hora de hacer balance. Para animarle le digo que tiene que estar orgulloso por ser el "capo" del mejor club de la historia, aunque Valdano es un tipo sensato y me contesta lo siguiente: "Esa es una forma de verlo, aunque en realidad yo soy el director deportivo de un equipo al que el Toledo acaba de eliminar de la Copa del Rey". Y es cierto que el aficionado se quedará siempre con lo último porque en el fútbol no existe el pasado. Ni siquiera el pasado inmediato. El cerebro gris del "nuevo Real Madrid" es consciente de ello aunque él sepa mucho más de fútbol que "todos los carniceros, los panaderos y los periodistas del mundo".
Sé de buena tinta que Valdano está trabajando como un cosaco, y que para F.P. se ha convertido en un referente imprescindible. En el club comentan que el presidente está "enamorado deportivamente" de su director deportivo. Jorge tiene un amplísimo poder ejecutivo, o lo que es lo mismo: Valdano es el Johan Cruyff de aquel Barcelona que deslumbró al mundo con su fútbol (aunque todos recordamos cómo acabó aquello, y donde está hoy el Barcelona y dónde está Cruyff). Por cierto que el otro día el holandés comentaba que en la "casa blanca" seguía habiendo fallos de organización.
La clave va a estar en la paciencia y en el tiempo, lo que sucede es que en el fútbol no hay de lo primero y lo segundo es más relativo que en el mundo real. Si, como él mismo asegura, la tarea que está emprendiendo Valdano se podrá tocar a medio o largo plazo, el éxito deportivo deberá acompañar más que nunca a este Real Madrid. Y por ahora no es así.
Si F.P. tiene paciencia con Jorge el club probablemente siga triunfando. Pero es el "probablemente" lo que asusta a los aficionados, y seguramente al mismo presidente. Se podrá trabajar a destajo para reducir la deuda; se negociará con los futbolistas la cesión de sus derechos de imagen al club; se tratará de poner en marcha un proyecto de sueldos por títulos (¡muy difícil!), aunque si la pelotita no entra el domingo en el Bernabéu la afición pedirá la cabeza del presidente en bandeja de plata.
Cien días después hay que tener fe en la remodelación emprendida por Valdano. La fe del carbonero. Se está invirtiendo para el futuro pero, hasta el momento, el rendimiento deportivo es de un 0%. Puede que sea demasiado pronto. F.P. tiene cuatro años por delante, aunque sin títulos el plazo se acorta hasta la mínima expresión. A veces incluso hasta con Copas de Europa, y si no que le pregunten a Lorenzo Sanz.

Cien días de Valdano
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