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Alberto Míguez

No se tragan

Que Javier Solana, “Mr. Pesc” para los íntimos, y Romano Prodi, alias “El Profesor”, no se tragaban era de todos conocido. Que su querella podía pasar a mayores, se temía. En esas estamos: ahora resulta que Pesc y Prodi andan a la greña por los pasillos de Bruselas y se echan en cara ese disparate mediático que es el “sindrome de Kósovo”, el uranio enriquecido y la leucemia. Lo que faltaba.

La hipótesis de que Europa necesitaba una política exterior y de seguridad común era uno de los tópicos más afortunados del fin del milenio. Pero una cosa es la necesidad y otra el azar.

A Solana le prepararon la cama quienes lo llevaron a la cumbre. Y ahora, todos compuestos y sin novio. ¿Qué pecado habremos cometido los europeos para sufrir la incompetencia incontinente de Prodi?

Si lo dejan ahí, en la presidencia de la Comisión, un par de años más, el proyecto europeo va a durar menos que un milhojas a la puerta de un cotolengo congoleño. Es un peligro continental.