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Chávez: ¿un nuevo Allende?

En diciembre, el presidente venezolano Hugo Chávez prometió utilizar los poderes especiales de legislar que le concedió la Asamblea Nacional para expropiar y redistribuir tierras. Así mismo comenzó la revolución marxista de Salvador Allende, en 1970 en Chile, apoyando las invasiones ilegales de más de 1500 propiedades agrícolas.

A lo largo de sus 23 meses en la presidencia, el comandante Chávez ha consolidado todo el poder en sus manos y constantemente asusta al sector privado con su retórica socialista. La economía no petrolera está estancada, pero la popularidad del régimen sigue siendo muy alta. Para comprenderlo hay que entender que Venezuela ha venido avanzando hacia un personaje tipo Chávez por 40 años.

A mediados de los años 50, el nivel de vida venezolano superó al de países como España e Italia, atrayendo oleadas de inmigrantes. La inflación era de menos de 1% y había más inversión extranjera en Venezuela que en todo el resto de América del Sur. La lista de miembros de la Cámara Americana de Venezuela parecía la lista de las 500 empresas más grandes de la revista Fortune. Cuando se retiraban, muchos ejecutivos extranjeros permanecían en Caracas, una bella, moderna y segura ciudad. El gobierno no era ni siquiera democrático, pero había seguridad jurídica y el Banco Central era manejado por el sector privado. Esa generación de venezolanos era la más próspera de la historia y el futuro lucía esplendoroso.

Cinco episodios políticos importantes detuvieron el progreso económico venezolano, abriéndole eventualmente las puertas a Hugo Chávez:

1. En 1961, una nueva constitución de corte socialista introdujo una gran cantidad de los llamados “derechos sociales”, tales como el derecho al trabajo, a la atención médica, a la vivienda, a salarios “justos”, etc. El Artículo 99 describía la “función social” de la propiedad. Los pocos artículos referentes a la libertad económica fueron suspendidos de inmediato.

2. En 1962, el presidente Rómulo Betancourt anunció la suspensión de toda nueva concesión petrolera y su ministro de energía procedió a fundar la OPEP. Las exportaciones de Venezuela representaban entonces más de la mitad del comercio petrolero mundial, pero las multinacionales petroleras suspendieron entonces todas sus inversiones y el bolívar sufrió la primera devaluación del siglo XX.

3. En 1969, Acción Democrática perdió las elecciones presidenciales, pero mantuvo una mayoría en el Congreso, la cual utilizó para ponerle la mano al sistema judicial, a través de una ley que convertía el nombramiento de jueces en una función de los resultados electorales. Así se politizó y se corrompió el sistema judicial.

4. El presidente Carlos Andrés Pérez estatizó la industria petrolera en 1974 y al Banco Central en 1975. El Banco Central pronto comenzó a imprimir todo el dinero que los políticos querían.

5. En 1983, el presidente Luis Herrera inició una ronda de devaluaciones y el bolívar desde entonces se ha devaluado 16.185% con respecto al dólar.

Estos cinco episodios concentraron el poder económico en manos de los políticos, desarmando un sistema de contrapesos que había protegido a los venezolanos del saqueo gubernamental. Una vez que obtuvieron el poder de expoliar al sector privado, desapareció todo freno a la corrupción oficial.

En 1983, el control de cambios le abrió las puertas al compadrazgo y al favoritismo, premiando a los amigos con una tasa preferencial del dólar. En su segunda administración, Carlos Andrés Pérez logró desprestigiar la política de privatizaciones vendiendo empresas del estado a grupos cercanos al palacio presidencial.

Muchos empresarios no se opusieron a la creciente intervención gubernamental porque se dieron cuenta que es más fácil convencer a un ministro que a todo un mercado de consumidores. Nunca olvidaré el entusiasmo con que tantos empresarios venezolanos apoyaron la estatización petrolera, sin darse cuenta que los políticos pronto procederían también contra ellos, a través de más controles, regulaciones e impuestos.

Todo esto empobreció a la población, la cual le perdió el respeto a sus líderes, abonándosele así el terreno a la retórica marxista de Chávez. Mientras tanto, la extrema izquierda veía de lejos y con envidia la piñata, pero había logrado controlar la educación, dedicándose a indoctrinar a las nuevas generaciones.

A pesar del fracaso mundial del marxismo, Chávez avanza apresuradamente, construyendo alianzas internacionales. Un pueblo que goza de libertad económica jamás hubiera aceptado tal retroceso.

Alí Rodríguez, hasta hace pocos días ministro de energía y ahora secretario general de la OPEP en Viena, es uno de los directivos del Foro de Sao Paulo, una confederación de grupos guerrilleros que fue la respuesta de Fidel Castro al colapso del Muro de Berlín. Chávez es miembro desde 1995 y otros prominentes miembros son el sandinista Daniel Ortega y el colombiano Manuel Marulanda, mejor conocido como Tiro Fijo, comandante de las FARC. Su hija, Olga Marín, fue recientemente invitada a participar en la reunión de Caracas del Parlamento Latinoamericano. El presidente Chávez también le concedió condiciones especiales a Fidel Castro en sus compras petroleras: en lugar de pagar en efectivo, Cuba lo hará con servicios médicos y además está en libertad de vender el petróleo venezolano a terceros.

Los altos ingresos petroleros permiten la generosidad de Chávez. El presupuesto del año 2000 representó un aumento de 40% y en julio Chávez decretó un aumento general de salarios del 20%, retroactivo al 1° de enero. En octubre aumentó los salarios en 60% a los trabajadores petroleros. Y últimamente ha estado reemplazando a funcionarios incompetentes y corruptos con oficiales del ejército, quienes tienen una mejor educación y siguen al pie de la letra sus instrucciones. El 3 de diciembre, Chávez ganó otro referéndum que le dio el control absoluto sobre los sindicatos, la única oposición efectiva que todavía confrontaba.

A lo largo de los últimos 40 años, Venezuela no tuvo una democracia de libre mercado que protegiese la libertad individual y la propiedad privada. Por el contrario, sufrimos de un creciente mercantilismo. Chávez es un presidente marxista que mantendrá su popularidad mientras el pueblo crea en sus promesas de redistribución de la riqueza y mientras siga alto el precio del petróleo. El nuevo eje Caracas-La Habana será el primer reto hemisférico del presidente Bush.

© AIPE

Carlos Ball es director de la agencia de prensa AIPE y académico asociado del Cato Institute. Este artículo fue originalmente publicado en inglés por The Wall Street Journal.

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