Hubo hace unos días, en San Sebastián, un controvertido concierto; el que socialistas y peneuvistas convocaron y desarrollaron en homenaje a Ernest Lluch. Ibarretxe y Odón Elorza coincidieron acompañando a los familiares del ministro asesinado por ETA.
Pero hay otro concierto vasco del que, incluso, se habla más en la política, y refiriéndonos a Euskadi. Es el concierto y el cupo vasco, acuerdo por el que se entienden, financieramente, los gobiernos de España y de Euskadi. En virtud de este, Euskadi paga unos diezmos al gobierno del Estado y a su Tesoro público. Toca renovar tal concierto y la cuestión es quién lo ha de negociar por parte del Gobierno vasco, si el lendakari Ibarretxe o quien pudiera sucederle en tal cargo.
Rodrigo Rato ha hecho declaraciones sobre ese otro concierto y ha señalado que no necesita cambios sustanciales para su renovación. Rato ha recordado que, desde que gobierna el PP, el único riesgo que ha tenido este Concierto han sido algunas actuaciones de las haciendas vascas; estas han sido equivocadas y muy peligrosas, contrarias a las normas europeas sobre la libre competencia. Y ese riesgo se ha podido conjurar en Bruselas, en gran parte gracias a la acción del gobierno de la Nación. Rato también dice que “al margen de quién gobierna ahora mismo o quién pudiera gobernar tras las elecciones vascas de este año, el Gobierno español está dispuesto a negociar las consultas de renovación en cuando lo desee el gobierno vasco. Hasta ahora no lo ha solicitado. Queda todo el año por delante”.
Naturalmente, lo grave sería que el PNV gobernante no quisiera renovarlo ni mantenerlo en vigor.
El concierto
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