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Diana Molineaux

Los tres adioses de Clinton

Este jueves, Bill Clinton se despidió oficialmente de los norteamericanos y les informó de que su mensaje televisado era "la última vez en que os hablo como presidente". Pero, como tantas otras veces, no les dijo exactamente la verdad, pues les habló otras dos veces en las 40 horas que le quedaban en la Casa Blanca.

La primera fue su explicación del acuerdo logrado con el investigador especial Robert Ray para evitar su procesamiento por perjurio y obstrucción de la justicia. Fue un documento típico del presidente que respondió a los interrogadores en el escándalo Lewinsky "depende de lo que la palabra 'es' significa", pues intentó convencer al lector de que juró falsedades sin mentir y violó conscientemente las leyes sin cometer delito alguno. Era un documento al país destinado a neutralizar las declaraciones a la prensa de Ray, anunciando que Clinton reconocía su falso testimonio

La segunda vez ha sido su tradicional mensaje radiofónico de los sábados que grabó para transmitir tan solo una hora y media antes de cerrar su mandato presidencial, a la misma hora en que George y Laura Bush llegaban a la Casa Blanca para dirigirse al Capitolio junto con el matrimonio Clinton y tomar posesión como 43 presidente de los Estados Unidos.

Bush ha tenido que compartir con Clinton la atención popular, que normalmente se concentraría exclusivamente en los cuatro días de coronación pero es probable que lo haya hecho de muy buen grado pues es el que más se beneficia del compromiso: el procesamiento de su antecesor habría aterrizado rápidamente en su escritorio y provocado inmediatamente el clamor de los demócratas para un perdón presidencial, y las exigencias republicanas para que a Clinton le apliquen las mismas leyes que a los demás. Es un problema que Bush no echará de menos.

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