En Francia el día de los inocentes es el 1º de abril, y las bromas se llaman “poisson d’avril”. La noticia del arresto o rendición de Milosevic, al alba de este 1º de abril, parecía una inocentada. Pues no. Se le va a juzgar, en Belgrado, por abuso de poder y corrupción, y no por crímenes de guerra. Eso me recuerda a Al Capone, encarcelado porque no pagaba impuestos, sin que sus numerosos asesinatos fueran jamás juzgados.
Otro “scoop” de este fin de semana es la declaración del Presidente Bush, según la cual se retira del Protocolo de Kioto, sobre la “reducción de gases de efecto invernadero”, se dice así, por lo visto. El escándalo es general y la hipocresía fenomenal. Porque, firmantes o no, ¿qué medidas concretas han tomado los países, como Francia, que protestan contra Bush? Ninguna. Este Protocolo entra en la abundante categoría del “papel mojado”. Lo cual no le impide a Noel Mamère, candidato Verde a las próximas presidenciales, declarar tranquilamente que Bush ha condenado a muerte a millones de personas, a otros millones al exilio y la mitad del planeta a la desertización. Anuncia por televisión estas y otras catástrofes, sin el menor fundamento, y propone como solución al Apocalipsis dos ministros Verdes más en el Gobierno.
Este fin de semana se han reunido tres seminarios fundamentales: el de los Verdes, la cumbre del PS, y la del PCF. Lionel Jospin, rodeado de sus ministros socialistas, ha decidido una distribución gratuita de pan perdido. Los Verdes han intentado convencerse de que eran el segundo partido de la izquierda “plural”, y exigen cobrar beneficios concretos. En cuanto al PCF, su seminario sería patético si no fuera cómico. Exigiendo de boquilla al Gobierno ese eterno “giro a la izquierda”, de puertas adentro proponen, para salir de la crisis, un congreso en Octubre, un cambio de nombre –NPC (la N no por nazi, sino por nuevo)– y la desaparición de las células. Estos comités de base, reunían, en principio, a los militantes de un barrio o de una empresa, para organizar, a las órdenes del Comité Central, las tareas concretas. Pero claro, si no quedan militantes, ¿para qué células?
Jean-Claude Gaysset, comunista, actual Ministro de Transportes y lugarteniente de Robert Hue, en un largo artículo publicado en “Le Figaro” (sí, sí) el pasado sábado 31, defiende la política de “renovación” de su secretario y declara tranquilamente que los comunistas franceses nada tienen que ver con los “errores” de la URSS y demás países comunistas. Argumenta además que no pueden fundirse en el PS, porque ellos quieren superar el “sistema” (no habla de capitalismo) actual injusto, sin precisar qué “sistema” defiende. ¿El de Corea del Norte?
Gaysset reconoce implícitamente que, cuando los comunistas fusilados por los nazis gritaban “¡Viva Stalin!”, antes de morir no eran resistentes por patriotismo, o voluntad democrática antinazi, sino combatientes a favor de la URSS, agredida por los nazis en 1941, después del pacto nazi-comunista, que tan fielmente sirvieron todos, salvo los nazis. Decir que nada tenían que ver con Moscú es tomarnos por idiotas, no sólo porque oficialmente eran la sección francesa de la Internacional Comunista, capital Moscú, sino que empleaban los mismos métodos totalitarios que en la URSS, con la diferencia, desde luego abismal, de que no estaban en el poder. Por ejemplo: oficialmente nunca hubo expulsiones debidas a desacuerdos políticos, sino porque los expulsaos eran chivatos de la policía o agentes de la CIA, como en los procesos estalinistas o maoístas. Si no encarcelaban o fusilaban era porque no tenían el poder. Pero intentaron asesinar a varios, como A. Lecoeur, o E.Guingein. De eso nadie habla.
“¿Por qué te enfureces?, se burla Nina. Si ya no son nada”. Puede que tenga razón.

Papel mojado y discursos hueros
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