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Podría ser una película o el eslogan de un anuncio (como aquel en el que salía una mujer-pantera repitiendo compulsivamente "busco a Jacks" mientras se abría la pechera), pero no. "Vuelve Luis" no es nada de eso sino el título de un artículo en el que voy a tratar de argumentar mis diferencias con Luis Aragonés, el "sabio de Hortaleza". Desde luego que él no tiene la culpa del apelativo que le pusieron –"sabio"– e incluso tengo entendido que le molesta. Hace tiempo solía toparme con el escritor peruano Alfredo Bryce Echenique (para mí uno de los grandes) y el hombre –que recogía en silencio la ropa de una tintorería que se encontraba enfrente de la radio en la que yo trabajaba– iba absolutamente solo. Un anónimo paseando por Madrid. Ni un sólo autógrafo. Ni un periodista esperando a la puerta de su casa para preguntarle por su próxima novela. Nadie reconocía en él a un sabio porque no sabían quien era. Una desgracia. Por eso siempre llevé muy mal (ahora estoy en período de desintoxicación) que a Luis Aragonés le llamaran "sabio"... ¿Entonces qué es el profesor Grisolía? ¿Y el doctor Barbacid?

Pero mis diferencias con Luis son, además de conceptuales, también futbolísticas. El técnico madrileño me lleva buscando desde que un buen día dije en televisión que con Romario montó un "show" a lo Larry King. Ayer tuve ocasión de charlar un buen rato con Vicente del Bosque: el entrenador del Real Madrid es la desmitificación personalizada del "entrenador estrella". Distanciado a miles de kilómetros del vedetismo, Del Bosque supone el triunfo de un hombre normal que se limita a colocar en su puesto a los buenos jugadores con los que cuenta. Achaqué en su día a Luis (y si me encuentra se lo diré a la cara) que no dejara en paz a Romario, el mejor futbolista que ha tenido el Valencia en los últimos años.Critiqué a Luis porque abusó de su autoridad y lo hizo, para más "inri", delante de las cámaras de televisión.

Ahora Luis vuelve a casa. Llegó hace meses a un acuerdo verbal con los Gil para entrenar al Atlético de Madrid. El entrenador del Mallorca ha rechazado suculentas ofertas de otros clubes (por ejemplo, el Valencia) pero su palabra es ley y la empeñó hace tiempo. Aunque no creo que ese hecho constituya un acto heroico. Habrá rechazado 300 millones para quedarse "sólo" con 200.

Otra cosa que no aguanto de Luis es que ruja a los periodistas. En su despedida del Mallorca no hacía más que mascullar: "no tengo que darle explicaciones ni a usté ni a usté ni a usté. Pues que usté lo pase bien. Y, sobre todas las cosas, que el Atlético de Madrid recupere con Aragonés (que es un buen entrenador nadie lo duda) la posición de privilegio que le corresponde. Vuelve Luis. Nos vamos a divertir.

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