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Pronto empiezan. El entorno azulgrana comienza a extender un manto de negros nubarrones sobre la competencia de Carlos (habrá que ir aparcando eso tan familiar de Charli) Rexach a la hora de dirigir a la primera plantilla barcelonista. Pongamos que hablo del reconocido culé Manuel Vázquez Montalbán, que en su columna semanal en "Interviú" afirma lo que sigue: "Se desconoce si el entrenador está tan preparado como sus jugadores para dar la batalla en la dura temporada 2001-2002. En sus tiempos de jugador, Rexach era formidable cuando quería, y cuando no, se disfrazaba de corner o de poste de portería y conseguía pasar inadvertido. Se cuenta que un entrenador le obligaba a tomar un whisky antes de cada partido para meterle algo de presión en las venas". ¿Será posible un ataque tan tempranero y tan directo? Para el caso, viene a ser lo mismo que realizar la crítica de "O César o nada" sin haber leído el libro; supongo que deberíamos esperar al final de la novela para saber de lo que es capaz el escritor ¿no? Lo contrario es prejuzgar.

Al parecer Rexach fue como futbolista lo que Javi Clemente denominaría un "mingafría", apático, de brazos caídos, genial a cuentagotas. Si Gaspart pretendía imitar el modelo merengue no pudo elegir mejor, porque esas críticas eran exactamente las mismas que recibía el jugador Del Bosque a quien lo más bonito que dijeron fue eso de "cámara lenta", y de ahí para arriba. El actual entrenador del Real Madrid llegó al banquillo con el apodo bajo el brazo ("Vicente I el breve") y ya ha conseguido una Champions League y una Liga. Ahora el equipo es ordenado, tranquilo y modesto.

Hay otra parte de la exposición de Vázquez Montalbán con la que no puedo estar de acuerdo y es cuando afirma que "la prensa deportiva de Madrid y la de Barcelona ya no tienen por qué disimular que toman partido por el Real Madrid y el Barcelona, respectivamente". Hace muchos años que los periodistas deportivos catalanes dejaron de disimular porque les resultaba imposible. Ahora, incluso, algunos lo pregonan a los cuatro vientos al estilo de "El diario barcelonista de mayor tirada". Todo muy provinciano y poco serio, un "periodismo Lewinsky" que, en líneas generales, no se practica todavía en Madrid. Yo no me atrevería nunca a confundir su literatura con la de Ana Rosa Quintana y rogaría el mismo trato de favor. Espero no tener que contratar a Pepe Carvalho.

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