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Maite Cunchillos

Justicia global

La supuesta célula islámica terrorista que actuaba en nuestro país ya está en prisión, pero, ¿sus miembros estarían en la cárcel si no hubiese ocurrido el triste atentado de Nueva York? Probablemente, la respuesta a esta pregunta sería no. Todo parece indicar que la operación judicial y policial desarrollada en nuestro país contra el terrorismo islámico ha ido a remolque de los desgraciados acontecimientos y la actuación de todos los protagonistas era francamente mejorable.

Lo primero que llama la atención es la actuación de la Justicia belga: con gran alarma solicitaron la detención de estos supuestos terroristas argelinos; una comisión rogatoria iba a canalizar los trámites; pues bien, ningún juez ni ningún funcionario de los tribunales belgas se ha personado en la Audiencia Nacional para participar en los interrogatorios de los detenidos. Fuentes de ese tribunal reconocían el "repentino desinterés de la Justicia belga por esta investigación".

Con belgas o sin ellos, los detenidos estaban en dependencias policiales y había que tomarles declaración. El segundo punto no menos curioso es que la Policía no ha enviado a la juez ni los vídeos incautados en los registros, ni la agenda del supuesto terrorista suicida. Al parecer, Interior tenía mucho más interés en mostrárselos a la prensa que en ponerlos a disposición del juzgado, que es donde tienen que estar esas cintas de vídeo y esa agenda incautadas. La juez Palacios no ha podido preguntar a los detenidos por estas pruebas que sólo conoce por la prensa.

El nombre de Ben Laden tampoco fue mencionado en los interrogatorios judiciales. Ni juez ni fiscal han preguntado por el terrorista saudí. Según fuentes de la Audiencia, en las diligencias policiales tampoco aparecen menciones al líder del terrorismo islámico.

Tres de los detenidos han quedado en libertad. Sin dinero y con lo puesto, los tres argelinos preguntaban por la parada de metro más cercana. Uno de ellos pretendía volver a Lepe; los otros dos, a Valencia. Los otros seis están ya en prisión acusados de pertenencia a banda armada y falsificación de documentos. Es probable que sean unos perversos terroristas, pero la justicia no puede aparentar que actúa a golpe de acontecimientos por muy duros que éstos sean. La globalización de la Justicia todavía deja mucho que desear.

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