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Alberto Míguez

Nada nuevo

No hubo sorpresas ni podía haberlas en la reunión que los ministros Josep Piqué y Jack Straw celebraron en Barcelona sobre Gibraltar. Ya lo había advertido Piqué curándose en salud, aunque durante semanas hubiese sugerido para gozo de incautos que el problema de la colonia estaba en vías de solución.

Cada parte se mantuvo en sus trece. España reiterando que no renunciaría a la soberanía sobre la colonia y que rechazaba el derecho a la autodeterminación por el que bregan los “llanitos”. El Reino Unido, reafirmando que debería contar con los deseos e intereses de los gibraltareños para trata el tema de la soberanía. Y como éstos no quieren ni oír hablar del asunto pues...Nada nuevo bajo el sol. A estas posturas inmutables, Piqué muy imaginativo las denominó “líneas rojas” de imposible traspaso.

Lo novedoso ha sido el tono, conciliador y amistoso. Y el talante de la parte británica que reiteró algo que ya había dicho Blair en alguna ocasión: la situación de la colonia es “insostenible” a corto, medio y largo plazo.

Una frase de Piqué: “los gibraltareños no pueden ejercer el derecho de veto sobre dos naciones soberanas”.

No pueden pero lo hacen. Ya lo hicieron en el pasado y parecen dispuestos a repetir la suerte. Para eso han movilizado a sus lobbys y grupos de presión en Londres y otros lugares —incluidos Madrid y Barcelona: ayer hubo manifestantes del Peñón ante la Delegación del gobierno donde se celebró la reunión.

El primer test para probar la voluntad británica de que las cosas cambien se producirá pronto en torno a un asunto especialmente delicado: el uso conjunto del aeropuerto construido en el istmo, un territorio que España jamás reconoció como parte de la colonia basándose precisamente en el Tratado de Utrecht.

En el pasado, los gibraltareños obligaron al gobierno de Londres a no cumplir el compromiso firmado: una vergüenza. Veremos si ahora sucede algo semejante.

Otra novedad: la promesa de que ambas partes se dan de plazo hasta el verano para resolver el contencioso secular. Verán como el plazo se alarga y se alarga. O hay un cataclismo o dentro de seis meses las cosas seguirán como estaban.


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