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Maldita sea esa obsesión paranoica del dictadorzuelo que pretende prohibirlo todo. Primero prohíbe reflexionar. Más tarde se apropia de tu biografía y te transforma en un número. "¡Que pase el 12.634!". Después te prohíbe vivir. Estoy pensando en Mawlawi Qalamuddin, ex ministro de deportes del régimen talibán afgano. M.Q. acusó a su antecesor en el cargo de "blando" por consentir que se viera un muslo en un campo de fútbol. El siguiente paso fue el de convertirlos, todos, en campos... de ejecución.

El otro día vi unas desoladoras imágenes en Televisión Española. Treinta mil personas se habían congregado en un estadio para presenciar en directo la ejecución de una mujer acusada de adulterio. El asesino se acercaba a su víctima indefensa y sin pensárselo dos veces le pegaba un tiro en la cabeza. Que pase la siguiente. Y es que en Kabul estaba prohibido cantar un gol o aplaudir. Estaba prohibido enseñar las piernas, por lo que los jugadores debían ir con unas mallas. Las mujeres tenían prohibido el acceso al campo de fútbol y se prohibía ver un partido antes de las ocho de la mañana y después de las cuatro de la tarde. Por prohibir, también lo estaban el ajedrez, los juegos de salón y los naipes. Lo único que estaba permitido era asesinar impunemente.

En 1999 se ejecutó a la primera mujer en el estadio de Kabul. Aquellos espectáculos "gore" solían aderezarse con sesiones de latigazos. A Mawlawi Qalamuddin le sacaba de quicio ver una pierna, un ombligo, una cadera, y sin embargo otorgaba su "placet" a una espalda quemada de arriba abajo por las picaduras de un látigo. M.Q. consideraba que el ajedrez atentaba contra el Corán, pero alentaba el exterminio sistemático de su pueblo. M.Q. impedía cantar gol, pero no "¡fuego!". Una y otra vez. Durante siete largos años de condena. Al ex ministro de deportes le parecía importante que sus mujeres (porque los occidentales tratamos a las nuestras como meros objetos sexuales) se cubrieran con el "burqa". Pero le resultaba intrascendente que se las acribillara a balazos.

¿Dónde estará ahora Mawlawi Qalamuddin? ¿Y qué pensará? Si está vivo, espero que sea capturado y que ingrese en prisión cuanto antes. Es responsable de atrocidades y crímenes contra la humanidad y debe pagar por todo ello. En el famoso mayo del 68, los jóvenes gritaban por la calle aquello de "¡prohibido, prohibir!". El nuevo gobierno afgano tiene una complicada tarea por delante, pero parece que en Kabul por lo menos ya se puede cantar gol. Mawlawi Qalamuddin es ya sólo una negra pesadilla.

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