El documento aprobado por la gestora de los socialistas vascos está mucho más cerca de las tesis de Redondo que de las de los Eguiguren, Elorza o Patxi López. Lo está también mucho más de los criterios de los votantes, que castigaron con un auténtico batacazo en su día a Ramón Jáuregui –incomprensible que ande dando lecciones– por su seguidismo del PNV y, sin embargo, premiaron a Redondo con un incremento de cuarenta mil votos en un resultado histórico. Ningún sentido, por tanto, tiene que lidere el socialismo vasco un dirigente que no responda a los criterios del documento o que pretenda ser comparsa de los planes independentistas y totalitarios del PNV y Arzalluz.
Una persona que ha demostrado tener el respaldo de las bases es Rosa Díez. También ha cosechado una importante simpatía del electorado, como se demostró en las elecciones al Parlamento Europeo, cuando fue cabeza de lista. No ha estado, además, en la conspiración o cacería contra Redondo. Es capaz de liderar la alternativa, con un discurso diferente del PP; y dar consistencia al PSE pero sin hacer seguidismo del PNV, que es el riesgo al que se enfrentan los socialistas vascos.
Sean cuales sean sus intenciones, esta reflexión trata de mostrar el respeto que merece su personalidad política, en este momento decisivo para la libertad de todos.
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