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José Apezarena

Coronas de quita y pon

Tengo para mí que algunas Monarquías nórdicas no son lo que podríamos llamar Monarquías serias. O al menos, con los hechos a la vista, no se comportan como tales. Los últimos episodios tienen que ver que ausencias, renuncias y hasta regencias. La corona danesa ya es por origen un poquito peculiar, porque se mantuvo electiva hasta 1852. Allá, en Dinamarca, el príncipe consorte, Henri de Montpezat, se ha ausentado repentinamente del país, y escapado a su tierra natal, tras declarar que se sentía poco querido, postergado e inútil. Sorprendente actitud. Y, a continuación, su esposa, la Reina Margarita, junto con el Heredero, Federico, salieron detrás del huido, para encontrarse con él y acompañarle en Francia. Y para cubrir tal ausencia nombraron una regente.

La Monarquía noruega, por su parte, no cuenta ni un siglo de vida. Arranca en 1905, cuando el país se separó de Suecia. Allá, Marta Luisa ha renunciado a su condición de Princesa. Y el Heredero, Haakon Magnus, protagonista de una boda que quizá un día le cueste muy cara, acaba de anunciar que se marcha a Londres con su reciente esposa, la ínclita Mette Marit, para una etapa de estudios que durará al menos un año. Entre tanto, no cumplirá sus funciones de Heredero.

Pero los Tronos no son de quita y pon. Quienes pertenecen a familias tan singulares como esas de las que salen Reyes, ostentan dicha condición de manera permanente. Disfrutan de unos apreciables privilegios, desde luego, pero, a su vez, se ven atados por férreos deberes, uno de ellos estar siempre disponibles, sin fallo, sin paréntesis ni renuncias temporales. Y si alguno no acepta esta disciplina, que lo deje, pero de forma definitiva. Sin bromas.

En España podemos presumir de una Monarquía que enlaza con Don Pelayo. Aquí, don Juan Carlos de Borbón jamás ha dejado de ejercer su función. Ni siquiera en caso de largos viajes. En España no ha habido regencias. El Presidente del Gobierno, cuando sale, deja en funciones al Vicepresidente, pero el Rey no. Y el Príncipe nunca ha abierto paréntesis en su condición de tal.

Lo dicho, la Corona no es aderezo de quita y pon.

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