Tras sus polémicas declaraciones sobre la “falta de proyecto e ideas” del PSOE de Zapatero, Felipe González ha vuelto a salir a la palestra para dejar claro, una vez más, que el proyecto que sirve y del que se sirve con mutua e inquebrantable fidelidad es el que dirige Jesús Polanco.
Si la fusión de Canal Satélite y Vía Digital constituye una buena ocasión para que el presidente de Prisa se vanaglorie de su mayor influencia, el coincidente reingreso de Gómez de Liaño a la carrera judicial ha sido la oportunidad del ex presidente para mostrar pública fe y fidelidad a Polanco. En palabras del político más “carismático” de Prisa, la vuelta de Liaño a la carrera judicial es un “precedente aberrante”. No es de extrañar. “Aberrante” ya debió ser para González ver cómo este juez no se amedrentaba en llevar al banquillo de los acusados a sus subordinados —juzgados y condenados por el secuestro y asesinato de Lasa y Zabala— para, no contento con ello, atreverse luego a tratar a Polanco y los mandarines de su Imperio mediático como a cualquier otro justiciable. Estos son los verdaderos “antecedentes” de Liaño que hacen “aberrante”, para González, Polanco y su cada vez más poderosa Compañía, la vuelta del juez a la carrera judicial de la que nunca tuvo que ser expulsado.
Y es que la injusta y, esta sí, aberrante condena por prevaricación de Gómez de Liaño debió, por el contrario, ser muy reconfortante para González y Prisa. Ya que no lograron disuadirle, por lo menos, debían hacerle pagar caro eso de considerar que nadie –no importa su poder político o mediático— puede estar por encima de la ley. Tenía, además, que ser un aviso para futuros navegantes. Y vaya si se le hizo pagar.
Para Prisa no fue aberrante, sino el precio de su osadía, que Liaño fuera condenado sin pruebas por Bacigalupo. No fue aberrante que este simpatizante socialista e íntimo amigo del abogado de Polanco y Cebrián, junto a otros magistrados de su cuerda, declarase injusta la actuación del juez en el caso Sogecable cuando era perfectamente acertada, lógica y equiparable a muchas de circunstancias similares. No fue aberrante penalizar su actuación como instructor, que en modo alguno causaba daño irreparable a los imputados del caso. No fue aberrante que quien condenó al juez se atribuyera para ello la capacidad de leer en su pensamiento y sentenciar que su actuación fue injusta a sabiendas. Este cúmulo de verdaderas aberraciones fueron, por el contrario, plenamente equilibradas para Prisa y compañía.
No contento con el injusto calvario que le han hecho pagar, Prisa y González salen ahora contra el indulto que sólo en parte repara el daño causado a este juez ejemplar. Primero cuestionada, en sí misma, la potestad del Gobierno para aplicar esta medida de gracia. Luego, cuestionando también el alcance de su efecto. Para González y Prisa es "aberrante" que éste provoque el inmediato reingreso de Liaño a la carrera judicial. Como bien ha señalado el ministro Acebes, ya nos explicarán cuál es el efecto de un indulto en una pena que era la inhabilitación.
Aunque degradante e injusta comparación para Liaño, González y los medios de Prisa jamás han considerado "aberrantes" los indultos de asesinos y secuestradores –algunos presuntamente a las órdenes del ex presidente del Gobierno— a los que se les han perdonado sus penas. Tampoco lo ha hecho el PSOE y, en este caso, sin embargo, también es la voz de su amo.
Zapatero, tristemente, a cada tirón de orejas que le propinan Prisa y González, termina por seguir supeditando el futuro de su partido a los intereses y deseos de venganza de ese grupo empresarial y del ex presidente del Gobierno. ¿No debería Zapatero exigir a González la misma fidelidad a la dirección de su partido que la que éste le brinda a la dirección de Prisa? "El País" es lógico que no dé su vendetta por perdida y que se pregunte, con respecto a Liaño, “¿qué van a decir los justiciables que se vean en manos de un magistrado con antecedentes penales?” Pero ¿qué van a decir los ciudadanos y las asociaciones de víctimas de verdaderos delincuentes a los que se les ha concedido el indulto —sin que jamás el PSOE pusiera objeción alguna— que ahora ven como los socialistas se lanzan a defender a un empresario que no ha sido víctima de nada contra el indulto de un juez injustamente condenado?
Lo más patético de Zapatero es que, a pesar de que se muestre servil, el tándem González-Prisa no dudará en deshacerse de él cuando ya lo crean inservible para sus intereses. Polanco es demasiado poderoso —ahora aún más— como para creerse en deuda con nadie. Polanco sólo pasa factura de agravios, no de favores. Y eso lo deberían tener en cuenta los actuales “dirigentes” del PSOE. No digamos ya los del Gobierno...

González no duda del proyecto de... Polanco

En España
0
comentarios
Servicios
- Radarbot
- Curso
- Inversión
- Securitas
- Buena Vida
- Reloj Durcal