El deporte profesional en Europa tiene un ánimo trascendental que no se conoce en Estados Unidos. No quiere decir que allí los jugadores de béisbol o de baloncesto no se tomen en serio su profesión. En realidad, y aunque pueda parecer contradictorio, se la toman más en serio que aquí. Pero en Europa, y desde luego en España, andamos todos un poco "aurorabautizados" ("¡El Rey no ha muerto, está dormido!... ¡No le despertéis!"), reflexionando por los pasillos sobre si nuestras vidas son realmente aquellos dos ríos que iban a dar a la mar que era el morir, o si aquello era un cuento chino.
Ese continuo "ser o no ser", ese desgarrador "¿de dónde venimos?" y "¿hacia dónde vamos?" es el que acabó por distanciar a los futbolistas de sus aficionados, y no sólo a ellos. Hoy en día los directivos firman tantos autógrafos como sus jugadores (no hacía falta más que ver a F.P. el otro día en el aeropuerto de El Prat tras el 0-2 contra el Barcelona), y sus declaraciones y las de los intermediarios suponen para la prensa el pan nuestro de cada día. Y es por todo ello por lo que para mí tiene un especial interés la llegada a Madrid, el próximo miércoles, de los artistas más famosos del deporte mundial.
Los Harlem Globetrotters fueron erróneamente considerados durante mucho tiempo como unos payasos, cuando en sus filas estuvieron "Curly" Neal, Connie Hawkins o el gran Wilt Chamberlain (hasta que llegó Michael Jordan, considerado por muchos como el mejor jugador de toda la historia de la NBA). De la mano de Mannie Jackson –ex jugador, como ellos– el equipo se dignificó a sí mismo. Hoy los Trotters han saldado todas sus deudas, extendiendo su radio de acción a más de 100 países de todo el mundo. Jackson compró el equipo por 5,5 millones de dólares y en 1998 tenía "sponsors" por valor de 50 millones de dólares anuales.
Pero sobre todo, los Harlem Globetrotters tienen una indisoluble relación con la infancia. A los diez años nadie se pregunta "¿de dónde venimos?... ¿hacia dónde iremos?". Globetrotters significa espectáculo, diversión, risa... Y victorias. Antes de caer derrotados ante los "Legendary All Stars" comandados por Karem Abdul-Jabbar, el equipo de Harlem ganó 8.829 partidos consecutivos. Desde 1926, año de su fundación, han disputado 20.000 partidos y entre sus récords tienen el del mate más alto de la historia del basket (3,65 metros) logrado por Michael "Wild Thing" Wilson el 1 de abril de 2000. Yo quiero ver algo parecido a eso, y me niego a trascender. Con todos los respetos hacia las Auroras Bautistas del deporte español. Ya saben: "¡El Rey no ha muerto, está dormido!"

Globetrotters que estáis en los cielos
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