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El "espíritu de la Martona"

En el Mundial de 1978, Ladislao Kubala fue incapaz de frenar el duelo entre Pirri y Asensi. Aquella concentración, la de la desdichadamente famosa granja "Martona", pasó a los anales del enviciamiento, y no acabaron a tortas de puro milagro. En España-82, José Emilio Santamaría se refugió en un carácter agrio, lo que no nos salvó de hacer el ridículo en nuestro propio campeonato. En el Mundial italiano, a Luis Suárez le pudo la presión, y de todos es conocido lo que ocurrió en 1994 y 1998, con Javier Clemente excitadísimo, aporreando por ahí a los periodistas. Conocidos los dramáticos antecedentes de inestabilidad emocional que una cita de estas características produce en seleccionadores y seleccionados... ¿cómo es posible que la Federación no tomara sus medidas? Ya me espero cualquier cosa.

A Camacho le ha dado por el espionaje. No explica por qué no llevó a Molina. No explica por qué convocó a última hora a Javier Lozano. Y al no explicar qué pasó exactamente entre Carlos Lorenzana y Raúl, hoy el preparador físico ha tenido que saltar al ruedo para dar su explicación de los hechos: "fue un calentón". ¿Un calentón por el cual le pidió al seleccionador no viajar hasta Corea? Gaspar Rosety le insistió a Lorenzana: "¿confirma usted esa conversación con Camacho?", a lo que la mano derecha del entrenador dijo: "eso queda entre él y yo". Ya está confirmada la noticia.

Mañana hablará Raúl, y deberemos esperar a que lo haga también Hierro —que se ha solidarizado con su compañero del Real Madrid— para conocer por qué lo hizo y si el problema es anterior a la concentración en Jerez. O mucho me equivoco, o pasado mañana saldrá algún gili acusándonos a los periodistas de "afrancesados" y de provocar tensiones donde no las hay. Todo esto se habría arreglado mucho antes (y mucho mejor) con una política de claridad y transparencia que Camacho, incidiendo en viejos errores, no ha querido llevar a cabo. Se enquistó el "caso Molina" y, si nadie lo soluciona, pasará lo mismo con Lozano y Lorenzana.

Lo más molesto de todo es que sigan tratando a los periodistas como niños pequeños. Al terminar su rueda de prensa, Lorenzana no ha podido resistirse a apuntillar lo siguiente: "Yo pensaba que ibais a preguntarme algo sobre la preparación física". Sólo le ha faltado añadir: "¡Ajo, ajo!... Esta por papá... y esta otra por mamá"... Yo también pensaba que la selección podía tener una concentración tranquila pero, desafortunadamente para todos, me equivoqué. Es la diferencia que existe entre lo que uno pueda llegar a pensar y la cruda realidad de la vida diaria.

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